ÁLVARO SIEMPRE REGRESA

Melissa Martín y Alanis Carvajal
8 de abril de 2025

El pasado mes de febrero regresó a Cuba el librero, escritor y editor colombiano Álvaro Castillo Granada y, como hiciera en su anterior visita, dedicó no pocas horas a trabajar en la biblioteca-archivo de la Casa Vitier García Marruz, que se encuentra en proceso de organización para su futura apertura al público.

Álvaro trabajando en la organización de los libros de la biblioteca-archivo de la Casa, el 3 de marzo de 2025.

Álvaro Castillo Granada probablemente no necesite presentación en nuestro país. Tras 30 años de visitas, encuentros, viajes, tertulias familiares y académicas, colaboraciones, comprensión y asilo mutuo entre el colombiano y los cubanos con quienes ha entablado relaciones de amistad y hermandad, Álvaro es conocido y querido por muchos, como un hijo de Cuba nacido en Colombia.

     Sin embargo, en una brevísima entrevista que le realizara nuestra especialista Alanis recientemente, nuestro amigo se presenta: «tengo 55 años, soy colombiano, desde el año 95 vengo a Cuba y vuelvo a Colombia ininterrumpidamente. Soy librero desde hace 36 años, y tuve el inmenso honor y privilegio de conocer y entablar una relación de amistad y familiaridad con Cintio Vitier y Fina García Marruz a partir del año 1996 hasta el final de sus vidas».

Álvaro y Alanis en la biblioteca-archivo de la Casa.

     La amistad que los unió fue, según cuenta, «larga, muy intensa y profunda», y la veracidad de su testimonio brota en la forma familiar en que habla de quienes le acogieron y trataron con un respeto y cariño que le hizo sentir valorado, apoyado, así como le dedicaron mucho tiempo y compañía pese a ser mucho más joven que ambos.

     Estos entrañables lazos de amistad, más que su vinculación directa con espacios culturales cubanos, son los que hacen que regrese a la Isla todos los años, como quien regresa a casa. En sus dos últimas visitas, Álvaro ha estado laborando intensamente en la biblioteca-archivo de nuestro centro junto con los especialistas encargados del área, y sus contribuciones han sido fundamentales.

     El librero asegura que esta colaboración es una de las formas que le permiten mantener vivos los vínculos que construyó con los destacados intelectuales cubanos, así como le aporta muchos aprendizajes como investigador literario, librero, y admirador de la obra de Cintio y Fina que, en vida de ambos, pudo acceder y consultar los libros que hoy atesora la Casa.

Álvaro y Maya en el biblioteca-archivo de la Casa

   Nuestra institución es afortunada por haber heredado amigos como Álvaro, y una de sus misiones es sin dudas mantener y profundizar estos vínculos, como muestra de gratitud ante la dedicación de quien, viva Fina, contribuyera con la divulgación de su obra mediante la publicación del poemario Cancioncillas y la obra de teatro Fábula del sindicato, entonces inéditas en Cuba, y cuyos originales la cubana puso en manos del colombiano con sus ojos cerrados.

   En un panel organizado en abril de 2023, año del centenario de Fina, el librero comentó que conoció a la pareja de poetas cubanos durante el evento Paradiso, 30 años de un mito, celebrado en 1996. Aquella tarde, contó Álvaro ―por entonces voluntario en la organización de la Casa Museo dedicada a Lezama Lima, aún en obras―, su labor durante la conferencia de prensa del evento era repartir bocaditos para los presentes.

     Como estaban en medio de los difíciles años 90’, el colombiano tuvo que ingeniárselas para llegar hasta Fina con alguna galletica para brindarle, antes de que todas fuesen devoradas en el camino.

     “Perdone, ¿usted es Fina García Marruz?”, fueron las primeras palabras que intercambiaron y, por supuesto, cuando esta asintió, visiblemente apenada por el abordaje, Álvaro le ofreció el bocadillo. Tras este primer encuentro, fueron muchas las tardes en que llegó al apartamento de Cintio y Fina en el Edificio Potín justo a las 4 de la tarde, para una supuesta visita corta, y se marchaba pasadas las 9 de la noche, después de haber tertuliado como viejos amigos, «de lo divino y de lo humano, de la luz y de la sombra».

     La Casa Vitier García Marruz estará siempre en deuda con quien quiere y cuida cada testimonio de su amistad con Cintio y Fina, habla de ellos con profundo cariño, y ha asumido para sí las palabras que le respondiera la cubana la última vez que la vio, ya muy enferma, y le pidió que no olvidara cuánto él la quería: “Yo no lo olvido Álvaro, porque cuando uno quiere a alguien no se puede echar para atrás”.