Abraham Lincoln (1809-1865)

Político y abogado estadounidense. Hijo de una familia de cuáqueros de humilde condición, tuvo una infancia difícil y ejerció en su mocedad diversos oficios manuales. En 1836, previos estudios de leyes, abrió un bufete en Springfield. Fue diputado por Illinois (1834-1840) y miembro del Congreso Federal (1844-1848). Se opuso a la guerra contra México y apoyó a los abolicionistas del Distrito Federal (1844). Después de un fracaso en el Senado en 1849, abandonó la vida pública.

     En 1856 ingresó en el Partido Republicano y dirigió una amplia campaña antiesclavista contra el demócrata Stephen Douglas, quien, sin embargo, resultó electo. Contribuyó a la consolidación de su partido frente a los demócratas vacilantes. Elegido por la Convención republicana (Chicago, 1860) como candidato a la presidencia, su elección provocó, incluso antes de haber entrado en funciones (4 de marzo de 1861), la insurrección de los esclavos, y la constitución de los estados del Sur en estados independientes. Intentó en vano evitar la Guerra Civil. Reelegido en 1864, estableció, después de la capitulación del Sur el primer programa de reconstrucción. Fue asesinado el 15 de abril de 1865 en el teatro Ford, en Washington, por el actor John Wilkes Booth, simpatizante del Sur.

     José Martí se refirió a que él fue uno de los jóvenes habaneros que llevó luto por el deceso de “aquel […] hombre natural, aquella alma grande y dulce”[1] y “apóstol de la nueva fe, y sacerdote en templo abierto de los hombres libres,”[2] “aun cuando luego sup[o] que le quiso oír al intrigante Butler[3] el consejo de echar sobre ‘el basurero de Cuba’ toda la hez y el odio que quedó viviente de la guerra contra el Sur”.[4] Martí ponderó, además, “que no dijo palabra que no fuera máxima […], que trajo a la oratoria aquel aroma fuerte de la selva bíblica […], que unió, con arte de ferrador, la claridad a la grandeza”,[5] pues es de los hombres que “cuando aparecen, alivian e iluminan”.[6] Destacó reiteradamente el origen humilde,[7] de “aquel hijo sublime de los ‘de abajo’”,[8] “de mirada profunda y ojos tristes; […] que no vino de negociantes, pastores, ni patricios, sino de la Naturaleza y la amargura”,[9] que no tuvo “más escuela que la que se sabe, allá en los campos hondos”.[10] Se refirió a su actuación abolicionista, destacando a Lincoln, como “el más reposado y sereno enemigo de la esclavitud, un hombre de los que se llaman providenciales, porque responden a todas las exigencias del ministerio que les toca”.[11] Lo consideró paradigma del político, “cuyo nombre se dice siempre con reverente alabanza”,[12] de la república democrática en los Estados Unidos, porque “aquella voz robusta y generosa, aquella nota de tenor de Lincoln, […] deben marcar siempre en los congresos las horas de peligro de la patria [norteamericana]”.[13]

     Véanse de Juan Marinello: “Paralelo entre Martí y Lincoln: fragmentos de la conferencia en el 154 aniversario del natalicio de Lincoln”, Revolución, La Habana, 13 de febrero de 1963, p. 10; y Francisca López Civeira: “La revolución de Lincoln en la mirada de Martí”, en Oscar A. Loyola Vega y Francisca López Civeira: Dos miradas a Martí, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2017, pp. 193-209.

[Tomado de OCEC, t. 23, pp. 231-232. (Nota modificada por el E. del sitio web)].[14]


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] JM: “El poeta Walt Whitman”, El Partido Liberal, México, 17 de mayo de 1887, OCEC, t. 25, p. 278.

[2] JM: “El tratado de comercio entre México y Estados Unidos”, La Nación, Buenos Aires, 1ro. de abril de 1883, OCEC, t. 17, p. 56.

[3] General Benjamín F. Butler.

[4] JM: “Carta a Ángel Peláez”, [Nueva York, 19 de enero de 1892], EJM, t. III, p. 21.

[En los artículos “El Partido Revolucionario a Cuba” y “¡A Cuba”, publicados en Nueva York, el 27 de mayo de 1893 y el 27 de enero de 1894, José Martí volvió a referirse a este asunto: “Ni el español que defienda sus empresas y tiendas ha de querer, mientras sea hombre de razón, abrir la Isla a la horda avarienta que con el favor político y poder de la riqueza monopolizada, barrería de Cuba el comercio español; ni el cubano que teme, sin causa visible, el predominio de los libertos en la República, ha de procurar la anexión a un país que, por los labios mismos de su Presidente mártir, tiene escogida a Cuba como la tierra propicia para vaciar en ella la población liberta que embaraza a los Estados Unidos”. (Patria, no. 63, p. 3. OC, t. 2, p. 347). “…] por el amor de aquel Lincoln de quien llevamos luto los cubanos, y en todo fue de bondad inefable, menos en su consentimiento de hacer de Cuba el vertedero de todos los estorbos de su nación […]”. (Patria, no. 96, p. 1; OC, t. 3, p. 48)].

[5] JM: “Un teatro original y cómo se elabora [en] New York”, La Nación, Buenos Aires, 22 de febrero de 1885, OCEC, t. 22, p. 20.

[6] JM: “Historia de la caída del Partido Republicano en los Estados Unidos y del ascenso al poder del Partido Demócrata”, La Nación. Buenos Aires, 9 y 10 de mayo de 1885, OCEC, t. 22, p. 58.

[7] Véase JM: “Un pobre”, Patria, Nueva York, 8 de diciembre de 1894, no. 140, p. 3; OC, t. 5, pp. 457-458.

[8] JM: “Muerte de Roscoe Conkling”, La Nación, Buenos Aires, 19 de junio de 1888, OCEC, t. 28, p. 190.

[9] “Historia de la caída del Partido Republicano en los Estados Unidos y del ascenso al poder del Partido Demócrata”, ob. cit., p. 61.

[10] JM: “Recuerdos. Franklin, Washington, Lincoln, Webster”, OC, t. 13, p. 408.

[11] JM: “Filiación política. El origen del partido republicano de los Estados Unidos”, La Nación, Buenos Aires, 6 de noviembre de 1884, OCEC, t. 17, p. 281.

[12] JM: “El general Grant”, La Nación, Buenos Aires, 27 septiembre de 1885, OCEC, t. 22, p. 180.

[13] JM: “Historia del último Congreso”, El Partido Liberal, México, 23 de mayo de 1887, OCEC, t. 25, p. 190.

[14] Bibliografía:

  • Gonzalo de Quesada y Miranda: “Bibliografía. Lincoln en Martí”, Patria, La Habana, octubre de 1949. (Comentario del libro: Lincoln en Martí, por Emeterio Santovenia, La Habana, 1948).
  • Fernando G. Campoamor: “Lincoln de la mano de Martí”, Trabajadores, La Habana, 16 de febrero de 1983.
  • Raúl Valdés Vivó: “El leñador traicionado”, Trabajadores, La Habana, 25 de abril de 1990. Sobre opiniones de Carlos Marx y José Martí acerca de Abraham Lincoln.