LA MADRE DE BERNABÉ VARONA
Como sagrado queda el seno donde palpitó un héroe: la vida le es como perenne cántico: se le ama en la gloria, y en el error se le amaría: lo ampara y rodea el pueblo filial, con el amor más tierno y firme, que es el del agradecimiento. Así los cubanos de Regla siguieron apiñados, y como si el féretro les llevase la bandera, a la madre anciana de Bernabé Varona, el que de un vuelco de la muñeca derribaba un toro, y de un salto del corazón libertaba a cientos los prisioneros españoles. Luego España deshizo a balazos aquella hermosa cabeza. ¿A qué? Los héroes renacen. Se salvó, pueblo que tuvo héroes. La sombra de los cobardes se empina en vano hasta la luz de las sepulturas. Bembetas iban detrás del cadáver de la madre de Bembeta; Bembetas pujantes, que le revolvieron en el belfo la sonrisa a un menguado que habló sin respeto de la madre sagrada.—Acá, en la espera del Norte, padece, cercada de amigos en su pena, la hermana fiel e indómita del arrogante principeño, la amiga de la patria y de los que la aman, Juana de Dios Varona.
Patria, “En casa”, Nueva York, 26 de enero de 1895, no. 146, p. 3; OC, t. 5, pp. 469-470.
Véase Abreviaturas y siglas