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     En el Archivo Nacional se conserva en el fondo de donativos, un manuscrito que es, al parecer, un borrador de trabajo de Fermín Valdés Domínguez, todo de su puño y letra, sin fecha e incompleto, dedicado en gran parte a la memoria de José Martí, y del cual utilizó gran parte en su artículo de El Triunfo que tituló “Ofrenda de hermano”. En este documento,[24] Valdés Domínguez describe una escena en que los voluntarios penetran rudamente en la morada de su familia, y narra que: “Nervioso presenciaba aquella indignidad, cuando uno de los voluntarios, queriendo quizás amedrentar o humillar a mi padre que defendía a mi hermano Eusebio, levantó contra aquél su fusil para darle un culatazo. Sin darme cuenta de lo que hacía, levanté —a mi vez—con mis débiles brazos, una silla y la dejé caer—con ira—sobre el cobarde voluntario. Quizás por lo violento de mi acción el miserable aquel no me mató, contentándose con decirme: —Quedas arrestado como los demás”.[25] Si este episodio hubiera ocurrido tal como lo narra el autor del manuscrito, dudamos que hubiera salido con vida de aquel lance.

     En 1903, en un artículo periodístico que tituló “José Martí. Aclaración necesaria”,[26] Valdés Domínguez narra también esta escena, pero esta vez de un modo diferente. Dice en él que: “Sin tiempo para dejar el sombrero, las culatas de los ‘fusiles enemigos’ me anunciaron que ya estaban de vuelta los ‘fieros’. Invadieron el zaguán y el comedor, sin dejar armas ni descubrirse: eran los amos. Increparon duramente a mi hermano, y un miserable de aquellos quiso dar un golpe con la culata de su fusil a mi anciano padre, porque este trataba de defender a mi hermano. No pensé, en aquel momento, lo que hacía y me interpuse entre ambos con una silla en la mano. Hasta entonces no me habían dicho una palabra; pero aquello fue bastante delito. El sargento me gritó: ¡Arrestado, atrevido!”[27] Como se puede apreciar, en esta versión de 1903 no habla de que le dio un silletazo al voluntario, sino que interpuso la silla entre este último y su anciano padre. En su artículo “Ofrenda de hermano”, publicado en El Triunfo de la Habana del 19 y 20 de mayo de 1908, no menciona para nada este bizarro episodio. En nuestra opinión este no ocurrió sino en su fantasía.

     En ese mismo artículo de El Mundo de 1903, copia Valdés Domínguez, dándolo como fidedigno, un pasaje tomado de un artículo publicado el 30 de agosto de 1903 por el patriótico semanario de la dignísima señorita Rosario Sigarroa (textual).[28] El pasaje en cuestión se refiere a la condena que les impuso el consejo de guerra que juzgó a Martí y a él por el suceso de octubre de 1869, y dice así textualmente: “el tribunal que pedía pena capital para Martí y diez años de prisión para Fermín Valdés Domínguez, parece que se sintió sonrojado y acordó que era bastante pena seis años de presidio para cada uno. Del presidio pasó a España siete meses después por haberle conmutado la pena por deportación. Valdés Domínguez sufrió un año de encierro en un calabozo de la fortaleza de la Cabaña, también como conmutación de pena”.[29]

     El patriota Julio Rosas le hizo algunas observaciones a Valdés Domínguez desde las columnas de ese mismo periódico El Mundo,[30] recordándole, entre otras cosas, cómo la sentencia del tribunal publicada en la obra de Vidal Morales, Iniciadores y Primeros Mártires de la Revolución Cubana, expresaba que Martí fue condenado a seis años de presidio y Valdés Domínguez a seis meses de arresto en la cárcel de la Cabaña.[31]

     Esta observación y las demás que le hacía en lenguaje ponderado y con documentación sustancial Julio Rosas, irritó sobremanera a Valdés Domínguez, quien no hallando argumentación con que defender sus inexactitudes, reaccionó violentamente en una verdadera boutade, publicada también en el mismo periódico El Mundo dos días más tarde.[32] De sus breves líneas entresacamos los siguientes pasajes: “Sostengo cuanto dije de Martí. Y lo sostengo a pesar de sus datos, y los de otros: falsos todos. Y aquí termino. Lo que sobre mi prisión dicen la dignísima cubana señorita Sigarroa y el ilustre amigo mío Vidal Morales: no quiero hoy discutirlo: los españoles —para su honra— han dicho y escrito, hasta en documentos oficiales, muchas falsedades; pero esas, en lo que a mí pueda referirse, poco me importan”. Y termina su réplica con este párrafo plañidero y a la vez agresivo: “Si en mi vida de dolores sé amar y tributar lauros a los que por la honra y por la verdad escriben y luchan, también —señor Rosas— sé despreciar a los que mañosamente, quieran ultrajar la pureza de los soldados humildes, pero enteros y sin tacha, de la Revolución que Martí encarnó en su pueblo”.

     En el borrador manuscrito de Valdés Domínguez al que ya se ha hecho referencia en párrafos anteriores,[33] este último consigna el fallo que les impuso el tribunal a Martí y a él en estos términos.[34]

     “Tras largos meses dc causa pendiente se nos juzgó en Consejo de Guerra. Martí y yo —que teníamos la letra muy parecida— sostuvimos ante el tribunal que solo uno […]. Diez y seis años tenía entonces Martí. El fiscal pedía para él la última pena y para mí diez años de presidio. El fallo fue: seis años de presidio para él y uno para mí. Fue a presidio y de allí a Isla de Pinos y a España después, en calidad de deportado: yo, también por conmutación de pena, pasé a un calabozo de la fortaleza de la Cabaña en donde estuve un año”.[35]

     El fuerte subjetivismo que impregna toda la producción escrita de Valdés Domínguez —sobre todo la posterior a la última guerra de independencia— explica muchas de sus equivocaciones y las inexactitudes en que incurre, algunas verdaderamente chocantes. Esto que acabamos de expresar, resulta particularmente valedero en lo relativo a la condena impuesta y a su cumplimiento. Yerra en cuanto a que esa haya sido la condena que se le aplicó, y que todo un año de encierro lo pasó en un calabozo de la Cabaña. En cambio, sí es verdad que estuvo un año entero privado de libertad, pues sufrió seis meses de prisión preventiva en la cárcel de la Habana antes de que se le celebrara el juicio; y cuando este tuvo lugar le impusieron seis meses de cárcel que cumplió en la Cabaña: en total un año de encierro. La clave de todo esto la da el propio Valdés Domínguez, al manifestar en su artículo del año 1908 “Ofrenda de hermano”, lo siguiente:[36] “Esta carta determinó la prisión de Martí, pues ya Valdés Domínguez había sido recluido en la cárcel. Tras seis largos meses de causa pendiente se juzgó en consejo de guerra a los acusados por los voluntarios”.


Notas:

[24] Archivo Nacional. Donativos. Caja 237, No. 6. “Al parecer borrador manuscrito de un trabajo de Valdés Domínguez dedicado a la memoria de José Martí y Máximo Gómez. Incompleto. (Donativo del doctor Benigno Souza. 1954.) Publicado fragmentariamente por Souza en sus “Efemérides de la revolución cubana”, Diario de la Marina del 7 y 14 de octubre de 1951, p. 60 en ambos números, columnas 7-8 y 1-2, respectivamente. La transcripción no es fiel.

[25] Ibíd., manuscritos, pp. 15-16.

[26] El Mundo, 16 octubre de 1903, p. 4, cols. 1-7. “José Martí. Aclaración necesaria”.

[27] Ibíd, p. 4, cols. 1 y 2.

[28] Alude, al parecer, al semanario Cuba Libre en su número de agosto 30, donde según Julio Rosas, el propio Valdés Domínguez hizo esas manifestaciones.

[29] Ob. cit., p. 4, col. 5.

[30] El Mundo, 22 octubre 1903, p. 4, col. 1-3. “José Martí”.

[31] Vidal Morales: Iniciadores y Primeros Mártires de la Revolución Cubana, Habana, 1901, p. 649.

[32] El Mundo, 24 octubre 1903, p. 4, col. 1. “Al señor Julio Rosas”.

[33] Archivo Nacional. Manuscrito de Valdés Domínguez citado en (19).

[34] Ibíd., pp. 18-19.

[35] Ibíd., ibíd., p. 20.

[36] “Ofrenda de hermano”, ob. cit., p. 17.