TRIBUTO

Con el alma embargada por el llanto
Doliente el corazón por lo infeliz….
A creerlo la mente se rebela
Cuando siente exclamar: ¡murió Martí!!
Murió!…. ¿será verdad? Yo no creía
Que tan pronto caer pudiera el genio,
Que en lucha por salvar su triste patria
Ayudarle debiera el mismo cielo.
¿Y pudo así morir? ¿Traidora bala
Herir pudo su pecho generoso,
Y apagando la luz de su cerebro
La fría palidez dar a su rostro?
¿Y vertiendo su sangre generosa
El llanto congelar en su mejilla,
Y por siempre boarar del muerto ilustre
Aquella de bondad dulce sonrisa?
Y cuando de su pecho se exhalaba
Su último aliento, su postrer adiós,
Ay! el que fue tan cariñoso en vida
Amigos brazos al morir no halló!
Y murió solo!…. La cabeza ardiente
Como genio sublime, frente al sol,
Implorando, de cierto, en su agonía
Para sus enemigos el perdón!
Morir así quisiste, noble atleta.
Debiste así caer, amigo bueno:
No quisieras la pena de tu muerte
Darla a tus nobles cariñosos deudos.
Mas ay! que sin mirarla lloran todos,
Todos de duelo por tu muerte están,
Y no hay humano que tu fin sabiendo
En su pecho no sienta hondo pesar.
Y si al morir no hallaste en el combate
Una esposa, una madre o una hermana,
Ah! tuviste al caer, lleno de gloria,
Los brazos amorosos de la Patria!….
Y ella cual la Verónica del Cristo
Con su manto tu rostro te enjugó,
Y estampada ha quedado en la bandera
La imagen del Cubano Redentor.
Y donde quiera que el patriota mire
La tricolor bandera relucir,
Verá brillar entre la estrella hermosa
La imagen noble de José Martí.
Patria, Nueva York, 25 de junio de 1895, no. 167, p. 3.