CIRCULAR
CUARTEL GENERAL DEL EJÉRCITO LIBERTADOR
Señor…
Señor y amigo:
La majestad e ideal hermoso de justicia, de la revolución de independencia que ha estallado en Cuba, con bases y raíces, que no le permitirán morir, exige de los que firmamos, sus representantes electos, el cumplimiento del deber de invitar a las personas representativas de cada comarca, bien sean hijos de España o de Cuba, a ayudar con su cordura y con su servicio previsor, al orden y al triunfo breve de una guerra que aspira a conseguir, por medios generosos y sin devastación inútil, la emancipación de Cuba, como único medio de poner a cubanos y españoles en condiciones de desenvolver en la paz de la libertad, y con la energía del decoro satisfecho, el país que hoy languidece sacrificado a la necesidad que España tiene de pagar con los rendimientos de Cuba, las obligaciones de nación que no puede pagar por sí, y los vicios crecientes de su política. Cuba está madura para su entrada en el mundo trabajador, y debe emplear en su desarrollo los caudales que hoy paga al desgobierno que la corrompe. Cuba debe redimirse de una vez para siempre, de la vida de inseguridad y desconfianza que impide la concordia de los hombres y el trabajo de la riqueza de su suelo maravilloso. Semejante guerra, compuesta de modo que después de ella puedan vivir en amistad, y en su bienestar respetados, cubanos y españoles, tiene derecho a que los hombres de buen sentido y de verdadero amor al país, coadyuven a su éxito rápido, y contribuyan por métodos prudentes, a la satisfacción justa de las necesidades de la guerra, al orden de la Revolución que, en caso contrario, habría de atender con el exceso de la cólera, a su ley apremiante de existencia.
Jamás intentos más puros movieron el brazo de los hombres, ni se hizo nunca guerra que reúna en igual grado, a la voluntad inquebrantable de vencer, la ausencia completa de odio. Los hombres buenos, y aun los que [no sean más que sagaces, entenderán que],[1] ante tal determinación es más honroso y útil tomar puesto en la República futura, por el servicio a tiempo prestado, que pasar por la guerra y asistir a su victoria con la señal de haberla ofendido sin razón, o desatendido cuando se la pudo atender.
El orden revolucionario de esta comarca queda encargado tanto a la moderación y respeto de los jefes, que no excluirán la mayor energía en sus operaciones, como al tacto de las personas de representación, que ayudarán con sus servicios oportunos al comedimiento y benevolencia de la guerra, en vez de provocarla con su oposición injusta o irritarla con el penoso espectáculo de que los mismos que auxilian a sus enemigos, ven indiferente su generosidad y abnegación.
Son de Vd.
El Delegado El Gral. en Jefe
JOSÉ MARTÍ MÁXIMO GÓMEZ
[Cerca de Guantánamo] 26 de abril 1895
OC, t. 4, pp. 137-138. Cotejada con el manuscrito original.
Tomado de José Martí: Epistolario, compilación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual y Enrique H. Moreno Plá; prólogo de Juan Marinello, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial de Ciencias Sociales, 1993, t. V, pp. 173-174.
Nota:
[1] En las copias manuscritas que se conocen de esta circular, no aparece el fragmento que aquí se lee entre corchetes, que sí figura en el t. 4 de las Obras completas. Probablemente para esa edición se consultó una versión del manuscrito original de Martí, la cual no se ha podido localizar.