ROLOFF EN TAMPA

A su hora saludó Patria,[1] íntima conocedora del bravo espíritu del general Roloff, la gloria de la guerra y la dignidad de la paz que se juntan en su persona. Hoy, Roloff está en Tampa. El águila de Tampa, ya famosa, enseña otra vez las alas fuertes. La Revista de Florida[2] narra, con su elocuente cordialidad, la llegada del viajero: las casas están embanderadas, y los corazones: la sala de Roloff es un gentío: las hazañas de la guerra andan de boca en boca, y las esperanzas, y la facilidad de mantenerse contra un enemigo que no volverá jamás a engañar, con el nombre de patria, a los mismos honrados españoles que entienden ya que lo que España mantiene en Cuba, no es el honor de España, que se mancilla con la tiranía sobre sus hijos, sino el interés de una política viciosa, el monopolio de una oligarquía peninsular en la isla, y la persecución del derecho del hombre y de su aspiración a la libertad: ¡no será, no, de españoles contra cubanos la guerra nueva, ni de cubanos contra españoles; sino de los amigos de la libertad contra sus enemigos!: los cubanos revolucionarios no quieren humillar a España, ni humillar al español, sino poner al habitante de Cuba, cubano o español, donde pueda emplear en su cultura y mejoramiento el producto de un trabajo que, en forma de contribuciones y sobornos, se emplea hoy en mantener en la infelicidad y el desasosiego a un número considerable de hombres. Van y vienen las gentes contentas por las calles de Tampa. El entusiasmo de hace seis meses, fortalecido con la esperanza, echa banderas nuevas. ¿Qué dicen los tiempos, que saludan ahora con esta flor de corazones, con estos pueblos conmovidos, con estos alzamientos del alma de Cuba a los héroes que, años atrás, hubieran pasado por las ciudades cubanas en un silencio penoso y adolorido, en el silencio del arrepentimiento o de la espera? Más sabios que los hombres, cuya soberbia suele medirlo todo por su conveniencia o sus deseos, los pueblos se disponen a su hora, con la fuerza del instinto, a las grandes batallas. Y el pueblo cubano de hoy, al erguirse para el conflicto final, se muestra digno de la república a que aspira, por la disciplina de idea y acción con que la prepara, y por el entusiasmo y gratitud con que saluda a sus héroes.

     De Tampa, qué decir? Puede creer el enemigo, y puede propalarlo, que la noble ciudad a modo de la estera, se inflama velozmente, y cae luego en cenizas; puede el enemigo suponer que la ciudad que llamó a gloria, y puso en nobles celos a los demás pueblos de cubanos, solo tuvo un arranque tornadizo, que no se había de probar luego en la obra; pudo el enemigo gloriarse de que va a levantar, so capa de españolismo, una fortaleza de la conquista en la ciudad libre, frente al cubano desbandado. Y esta ocasión magnífica vuelve a decir que en Tampa no ceja un alma sola, que la indignación vigilante no permitiría a un alma sola la tentación de cejar que los pinos de ayer, por sobre los podadores enemigos, y por sobre los pinos soñolientos, asoman la triunfante copa; que a una carta de la venerable Carolina Rodríguez,[3] una carta de enérgica piedad de la que no teme a pedir para los enfermos y los héroes, de la que quiere a la patria con amor de madre, se pusieron los cubanos en pie, y vaciaron sobre la carta de convite, sus ahorros. Los envió, como obsequio, al veterano ilustre. La ciudad recibió, entusiasta, al extranjero generoso, más meritorio en verdad que los cubanos mismos, que sin la obligación del nacimiento sacó el pecho a las balas que el mundo viejo clava todavía, como último blanco, en la isla infeliz, en las dos islas infelices[4] de la América nueva. ¡Lo que Tampa te dio, valiente guerrero, es mucho menos de lo que tú, cuando te sonreían juventud y fortuna, le diste a Cuba!―Y la lección de los tiempos es completa, para los soberbios y los ciegos, cuando se lee, en la lista de los contribuyentes al obsequio a Roloff,―el nombre de cinco españoles.

 Patria, Nueva York, 18 de junio de 1892, no. 15, pp. 2-3; OC, t. 2, pp. 27-28.

Carlos Roloff

Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] Véase el artículo “Roloff”, publicado en Patria, Nueva York, el 7 de mayo de 1892, no. 9, p. 2; OC, t. 4, pp. 400-401.

[2] Véase el artículo “La Revista de Florida”, publicado en Patria, Nueva York, el 28 de mayo de 1892, no. 12, p. 3; OC, t. 5, pp. 50-52.

[3] Carolina F. Rodríguez y Suárez; La Patriota (1827-1899).

[4] Cuba y Puerto Rico.