MARTÍ EN MÉXICO. NUEVOS DOCUMENTOS

Dos textos inéditos de José Martí, recientemente hallados, vienen a despejar incógnitas y a contribuir al conocimiento más amplio de la vida y la obra de este hombre universal. Fueron encontrados en México, y corresponden a la última estancia del Maestro en su segunda patria, etapa que hace algunos años presentaba muchos aspectos desconocidos que han ido esclareciéndose gracias a la labor paciente y acuciosa de diversos investigadores, entre quienes se destaca el doctor Alfonso Herrera Franyutti, cirujano de profesión, cuyo interés por la vida y la obra del Apóstol de la libertad cubana lo ha llevado a realizar valiosos estudios de obligada consulta. Esta vez, Herrera Franyutti incursionó en el Archivo Porfirio Díaz, de la Universidad Iberoamericana, donde hizo un hallazgo que aporta nuevos elementos acerca de la hipotética entrevista de Martí con quien ocupaba la presidencia de México en los momentos en que visitara este país, desde el 13 de julio hasta los primeros días de agosto de 1894. La visita, largo tiempo ansiada, tenía diversos propósitos. Uno de ellos era establecer contacto personal con sus antiguos amigos y con los cubanos residentes en la patria de Juárez, a fin de informarles acerca de los preparativos finales para el inicio de la guerra contra el poder colonial hispano, y lograr, con el esfuerzo de todos, el incremento de los fondos destinados a la magna empresa. A la vez, se proponía neutralizar la influencia del elemento español radicado en la república, “muy metidos hoy—y de señores—en los negocios y las familias dominantes”,[1] como expresara en carta al general Máximo Gómez. Por último, el Delegado del Partido Revolucionario Cubano se proponía crear las condiciones que posibilitaran acudir al país hermano en busca de ayuda material cuando esta fuera necesaria, lo que solo podría garantizarse mediante el compromiso moral de las más altas autoridades. Esto explica la aspiración martiana de sostener una entrevista personal con el presidente de México, probablemente viabilizada por su amigo entrañable, Manuel Mercado, quien ocupaba el cargo de Subsecretario de Gobernación. Cinco días después de su arribo, dirigió la primera carta al general Porfirio Díaz, en la que solicita a este “el honor de una conversación que no puede ser inútil a la amistad indispensable de México y Cuba”. Luego de enviada la misiva, sus múltiples obligaciones lo llevaron a Veracruz, donde se reunió el día 25, con militantes de las organizaciones revolucionarias locales y con colaboradores en la casa de su compatriota Manuel J. Cabrera, sede del club Máximo Gómez. Otras actividades absorbieron parte de su tiempo, y el 27 estaba en camino hacia la capital. Fue durante su ausencia de la ciudad de México cuando el general Díaz dispuso el momento de la entrevista, según podemos deducir de la comunicación, sin fecha que también damos a conocer ahora. La información acerca de la fecha coincide con los datos aportados por Herrera Franyutti en su trabajo,[2] pues el 26 de julio de aquel año fue jueves, y la llegada de Martí de su viaje a Veracruz debió ser el viernes. Todo indica que este propio día escribió de nuevo al dignatario, a quien agradece la deferencia, le ofrece excusas por no haber podido asistir, y pide “me honre de nuevo con la cita que aguardo ansioso”. Cabe la interrogante acerca de si le fue concedida o no la nueva entrevista.[3] Aún no podemos dar una contestación definitiva al respecto, pero hemos de tener en cuenta dos anotaciones que nos inducen a la respuesta afirmativa. Una de ellas está escrita, con otra letra, al final de la misiva del cubano fechada el 23, y entre otras cosas dice: “Jueves a las 6 ½ tarde en Chapultepec”, y aunque la hora no coincide con la señalada por Martí en su segunda comunicación, sí lo son el día y el lugar. La otra nota, hecha al final de la carta sin fecha, consiste en una sola palabra, “Miércoles”, que posiblemente fuera el día señalado para el encuentro. De ser así, el lro. de agosto de 1894, José Martí sostuvo la esperada conversación con Porfirio Díaz, a quien pondría al tanto de los altos fines perseguidos por la revolución a iniciarse en la isla vecina. Quienes afirman que el encuentro se realizó, dan también como indubitable que el general Díaz, a nombre personal —lo que no comprometía al gobierno—, entregó a Martí la cantidad de $20 000. No hemos encontrado aún nada que confirme esta aseveración, pero con independencia de este aporte material, lo cierto es que el Maestro dio muestras de plena satisfacción por los resultados de su viaje: “Así, midiendo las horas, fui a México. Lo que deseaba obtuve: y más hubiera podido obtener,  y podré  obtener  tal vez”.[4] El pueblo amado de la meseta de Anáhuac no le fallaba, como no lo haría nunca, a quien acudía en busca de aliento y apoyo para llevar adelante la lucha por la independencia, la libertad y la justicia.

Centro de Estudios Martianos

Tomado del Anuario del Centro de Estudios Martianos,  La Habana, 1991,  no. 14,  pp.  11-13.

Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] JM: “Carta al general Máximo Gómez”, Central Valley, 8 de septiembre de 1894, EJM, t. IV, 243.

[2] Alfonso Herrera Franyutti: Martí en México. Recuerdos de una época, México, D.F., [Imprenta A. Mijares y Hnos., S.A.] 1969, p. 93.

[3] Véase la nota del CEM, “Otro documento vinculado con la entrevista entre José Martí y el presidente mexicano Porfirio Díaz”, publicada en el Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1993, no. 16, pp. 391-392.

[4] JM: “Carta al general Máximo Gómez”, New York, 30 de agosto de 1894, EJM, t. IV, p. 237.