Dos Ríos . Lugar de la zona oriental de Cuba, en la actual provincia de Granma, llamado así por la confluencia de los ríos Cauto y Contramaestre. Allí habían estado acampadas, desde el 13 de mayo, las fuerzas cubanas que acompañaban a Máximo Gómez y a José Martí. La zona, de sabanas naturales, estaba dedicada a potreros y predominaba en ella la yerba alta, entre un monte firme y un arroyo a la derecha, mientras que el flanco izquierdo del río estaba cubierto por una arboleda, todo lo cual favoreció la aproximación de la columna española de unos seiscientos hombres, al mando del coronel José Ximénez de Sandoval,[1] el 19 de mayo de 1895.[2]
Conocedores de que por el lugar se encontraban tropas cubanas, pues les servía de guía un campesino apresado al que Martí había enviado de compras, las fuerzas españolas acamparon hacia el mediodía para almorzar y ocuparon los posibles pasos de acceso y los flancos. Se hallaban cerca del campamento mambí situado desde esa mañana en la finca La Vuelta Grande —a unos dos kilómetros de Dos Ríos—, donde se encontraban Gómez y Martí en compañía del general Bartolomé Masó, quien había llegado la noche anterior.
Al llegarle la información a Gómez por una guardia montada cubana que se encontró con una avanzada española, el general en jefe, junto con Martí, Masó y el general Francisco Borrero, cruzó el Contramaestre y cargó y barrió a una de las avanzadas del enemigo. Antes de ese choque, Gómez había dicho imperativamente a Martí que quedase a la zaga junto con Masó, pero aquel, acompañado de Ángel de la Guardia,[3] uno de los ayudantes de Masó, se lanzó al galope con su revólver Colt[4] en la mano a la derecha del cuerpo principal de los patriotas, casi en paralelo con la barranca del río, y se aproximó a una escuadra española emboscada tras la alta yerba. Tres de los disparos de esta tropa fueron los que ocasionaron su muerte.[5]
Ángel de la Guardia, con su caballo herido, disparó al enemigo y trató infructuosamente de rescatar el cuerpo sin vida, y al reincorporarse al contingente mambí avisó a Gómez, quien se estaba retirando ante la imposibilidad de avanzar sobre la bien situada fuerza española. El Generalísimo, al enterarse de lo ocurrido, trató de dirigirse al lugar donde había caído Martí, pero se lo impidieron las descargas cerradas de fusilería y los accidentes del terreno.
El cadáver quedó en poder del enemigo, que lo despojó del dinero, el reloj, la escarapela,[6] sus otras pertenencias y halló entre sus papeles varias cartas, entre ellas, la carta inconclusa a Manuel Mercado y una cinta azul de seda, acompañada de una nota,[7] regalo de Clemencia Gómez Toro. En la tarde del día siguiente es enterrado, sin cubrir formalidad alguna, en el cercano poblado de Remanganaguas. Lo colocan en una fosa común, debajo del cuerpo de un soldado español, en contacto directo con la tierra y prácticamente desnudo, pues le habían despojado de toda su ropa, excepto los pantalones. Sin embargo, al atardecer del 23 de mayo, por orden del alto mando español, el cadáver con evidentes signos de descomposición, es exhumado, para proceder a su identificación y preparación forense,[8] para su posterior traslado a Santiago de Cuba, en un rústico ataúd hecho con tablas de cedro. El 27 de mayo, en horas de la mañana, ocho días después de ocurrida la muerte, es finalmente sepultado en el nicho número 134 de la galería sur del Cementerio de Santa Ifigenia,[9] en medio de un gran despliegue militar. El coronel Ximénez de Sandoval, cumpliendo más que nada, formalidades de rigor, pronunció unas breves palabras ante su tumba.[10]
En septiembre de 1895, el presidente del Consejo de Gobierno cubano, Salvador Cisneros Betancourt, confió a Enrique Loynaz del Castillo la misión de precisar el sitio exacto donde cayera el Delegado del Partido Revolucionario Cubano, lo cual fue cumplido con la ayuda del capitán y prefecto de Dos Ríos José Rosalío Pacheco, habitante de la zona, en cuya finca acamparon el general Gómez y Martí en varias ocasiones a mediados de mayo de 1895, y quien, después del combate junto con su esposa y sus hijos había recogido en un pomo de cristal un poco de la tierra empapada con su sangre. Loynaz y Pacheco clavaron una rústica cruz de caguairán en el lugar, encima de una botella que guardaba un acta escrita por Loynaz.
En julio de 1896, Máximo Gómez retornó a Dos Ríos, colocó una piedra en el sitio marcado con la cruz y pidió a cada uno de sus soldados que le imitasen. El 9 de agosto de 1896, volvió en compañía del mayor general Calixto García y ambos ordenaron a sus tropas volver a depositar una piedra en el sitio marcado. Así se fue elevando un túmulo a modo de obelisco cuadrilongo en medio del campo. El obelisco que allí se erige hoy fue inaugurado el 19 de mayo de 1922, construido por suscripción popular a iniciativa del concejal y luego alcalde de Palma Soriano, José Rafael Estrada y Arencibia. La cara del frente del monumento mira hacia el Este, por donde nace el Sol, y se dice que las piedras que forman sus cimientos son las mismas del túmulo levantado por los mambises.
[Tomado de TEC, pp. 77-78. (Nota modificada por el E. del sitio web)].
Otros textos relacionados:
- César García del Pino: “El origen del fundo de Dos Ríos”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1983, no. 6, pp. 335-341.
- Emilio Roig de Leuchsenring: “Los últimos días de Martí, su muerte y enterramiento según la prensa de la época”, Carteles, La Habana, 28 de junio de 1953.
- Fina García Marruz: “‘Nosotros, los pobres’. En torno a los varios entierros de Martí”, Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, 2010, no. 29, pp. 29-31.
- Antonio Cobo Abreu: Consideraciones médico legales sobre la muerte de Martí, Santiago de Cuba, Editorial Oriente, 1995.
- Omar López Rodríguez y Aida Morales Tejeda: Piedras imperecederas. La ruta funeraria de José Martí, Santiago de Cuba, Editorial Oriente, 1999.
- Manuel Isidro Méndez: “Acerca de La Mejorana y Dos Ríos”, Cuadernos de Historia Habanera, dirigidos por Emilio Roig de Leuchsenring, no. 56, Municipio de La Habana, 1954; Ediciones Boloña, La Habana, 2019, pp. 177-200.
- Roberto Pérez de Acevedo: “Martí en Dos Ríos”, Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1970, no. 2, pp. 377-418.
- Heriberto H. Moreno Pla: “Carta a Cintio Vitier”, La Habana, 24 de mayo de 1969, Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1970, no. 2, pp. 419-421. (Acerca del testimonio de Ángel de la Guardia Bello, según su hijo Ángel de la Guardia Rosales).
- Juan Masó Parra: “Carta a Juan Maspons Franco”, La Caridad, 25 de junio de 1895, Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1970, no. 2, pp. 421-423.
- Enrique Moreno Plá: “Reflexiones sobre la muerte de Martí”, Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1971, no. 3, pp. 201-223.
- Gonzalo de Quesada y Miranda: “La interrogante de Dos Ríos”, Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1976, no. 6, pp. 39-54.
- Jesús Orta Ruiz: “Versión española de la acción de Dos Ríos”, Pensamiento martiano y otros fulgores, La Habana, Unión de Escritores y Artistas de Cuba, 1984.
- Manuel de Paz: “El combate de Dos Ríos”, El Caimán Barbudo, La Habana, junio de 1990. Testimonios a partir de la visión de un capitán español.
- Teresa Díaz Canals: “Defiéndame mi vida: la muerte de Martí”, Palabra nueva, La Habana, enero de 2017, no. 266, pp. 42-44.
- Ciro Bianchi Ross: “Cómo murió José Martí” (I-III), Juventud Rebelde, La Habana, 28 de febrero, 7 y 14 de marzo de 2010.
- Walter Marcial Martínez Rodríguez: “La ‘autopsia’ de Martí. Estudio crítico de los informes de exhumación de los restos del Apóstol”, Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, no. 31, 2011.
- Valentín Gutiérrez Rodríguez y Manuel Capote Fajardo: “El combate de Dos Ríos”,Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2015, no. 38, pp. 72-86.
- Gerardo Castellanos García: “Muerte y exequias de Martí”, Bohemia, año 56, no. 20, La Habana, mayo de 1964, pp. 9-15.
- Arnoldo Fernández Verdecia y Antonio Isaac Hechavarría: “Los días del Apóstol en Remanganaguas”, Juventud Rebelde, La Habana, 19 de mayo de 2016.
- Eduardo Vázquez Pérez: “La historia y los azares del espíritu”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2020, no. 43, pp. 42-61.
- Reynaldo González: “El Dos Ríosde Carlos Enríquez”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2015, no. 38, pp. 60-62.
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- Enrique Loynaz del Castillo: Memorias de la guerra, Pinar del Río, Ediciones Loynaz, 2019.
- Rolando Rodríguez: Dos Ríos.A caballo y con el sol en la frente, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2002.
- Froilán Escobar González: Martí a flor de labios, La Habana, Casa Editora Abril, 2009.
- Antonio Maceo: Ideología política. Cartas y otros documentos, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1998.
- Máximo Gómez: Diario de campaña, La Habana, Instituto Cubano del Libro, 1969.
- Ibrahim Hidalgo Paz: José Martí. Cronología 1853-1895, 4ta, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2018, pp. 172-176.
- Instituto Cubano de Geodesia y Cartografía y Centro de Estudios Martianos: Atlas histórico-biográfico de José Martí, La Habana, 1983.
- Francisco Ibarra Martínez: Los cinco entierros de José Martí, La Habana, Palacio de Convenciones, [s.a.].
- Luis Rodolfo Miranda: Martí y el 19 de mayo, La Habana, P. Fernández y Cía., 1943.
- Enrique Ubieta: Efemérides de la revolución cubana, La Habana, Librería e Imprenta La Moderna Poesía, 1920, t. IV.
- Guillermo Calleja Leal: “La muerte de Martí en el combate de Dos Ríos”, La presencia militar española en Cuba (1868-1895), Ministerio de Defensa, Monografías del CESEDEN, no. 14, Madrid, octubre de 1995.
- Florencio García-Cisneros: La muerte de José Martí; versiones y discrepancias de Máximo Gómez, Nueva York, Ediciones de Noticias de Arte, 1994.
- Antonio Serra: “El combate de Dos Ríos”, El Caimán Barbudo, La Habana, junio de 1990.
- Manuel Piedra Martel: Mis primeros treinta años, La Habana, Editorial Minerva, 1944.
- René González Barrios: “La muerte en combate de José Martí en el general español José Ximénez de Sandoval y Ballange”, Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, enero-abril de 2023, no. 64, pp. 9-16.
- Ricardo Ronquillo Bello: “El 19 de mayo y el reino peregrino de ‘Gringolandia’”, Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, mayo-agosto de 2024, no. 68, pp. 12-19.
- Mariano Corona: De la Manigua. Ecos de la epopeya, Santiago de Cuba, 1900.
- Francisco Pérez Guzmán: “Los últimos 38 días de Martí”, Verde Olivo, La Habana, 24 de mayo de 1981.
- Paul Estrade: “Matan al Martí vivo quienes lo hacen suicida”, Martí en su siglo y en el nuestro, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2008, pp. 185-196.
- Ercilio Vento: ¿Cómo murió Martí?, Sancti Spíritus, Ediciones Luminaria, 2022.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Véase Rolando Rodríguez: Dos Ríos: a caballo y con el sol en la frente, La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 2001, pp. 65-66; y Luis Toledo Sande: “Ese coronel sí tiene quien le escriba”, epígrafe del ensayo “Aún algo más sobre ¿Martí masón?”, Ensayos sencillos con José Martí, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2012, pp. 278-280 y 210-292, respectivamente.
[2] Sobre la ubicación exacta del sitio donde cayó combatiendo Martí, la topografía y la vegetación del lugar, véase el estudio de Eduardo Vázquez Pérez: “La historia y los azares del espíritu”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2020, no. 43, pp. 42-61.
[3] Véase Marlene Fernández Arias y Giselle Jordán Fernández: “Ángel de la Guardia Bello: a 120 años de la muerte del único testigo de la tragedia de Dos Ríos”, Honda. Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, septiembre-diciembre de 2017, no. 51, pp. 37-43.
[4] Era un regalo de Panchito Gómez Toro, con empuñadura de chapas de nácar. Quedó en poder de Arsenio Martínez Campos.
[5] De acuerdo con los estudios practicados, los disparos deben haber sido efectuados, con más probabilidad, de pie o de rodilla en tierra, con un fusil Máuser. El primero hizo diana en el tórax, con entrada por el mango del esternón y salida por la región escapular izquierda; el segundo impactó el cuello en la base de la mandíbula derecha hasta el maxilar superior del lado izquierdo, con destrucción del labio superior en ese lugar; y el tercer y último de los proyectiles penetró sobre el tercio superior interno de la pierna derecha fracturando la tibia y peroné, sin salida al exterior. (Ercilio Vento Canosa: La cruz de caguairán, Matanzas, Ediciones Matanzas, 2013, pp. 75-82 y Anexos).
[6] Se dice que era propiedad de Carlos Manuel de Céspedes.
[7] “¡Martí!: // No tengo más recuerdo que darte; así [que] quito esta cinta de mi cabello, que tiene el fuego de tantos pensamientos y uno de los colores de nuestra bandera. Eso solo llevarás de tu hermana, // Clemencia”. (Destinatario José Martí, 2da edic., compilación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual; preámbulo de Eusebio Leal Spengler, La Habana, Ediciones Abril, 2005, p. 477).
[8] Véase La cruz de caguairán, ob. cit., pp. 41-62.
[9] Fina García Marruz hace notar la extraña coincidencia del nombre del cementerio, Ifigenia, con el nombre de la hermana de Orestes, uno de los seudónimos que Martí utilizó en vida. (“‘Nosotros, los pobres’. En torno a los varios entierros de Martí”, Honda. Revista de la Sociedad Cultural José Martí, La Habana, 2010, no. 29, p. 31).
[10] Fina recordaba (“‘Nosotros, los pobres’. En torno a los varios entierros de Martí”, ob. cit., p. 30) que Lezama Lima decía que el único que hubiera podido despedir el duelo de Martí, “y esto creo que lo sentimos todos” —agregaba—, “hubiera sido el mayor poeta de América: Rubén Darío, que al saber la noticia empezó recordando que […] ‘el fúnebre cortejo de Wagner’ hubiera sido preciso para acompañar al grande que había caído. Pues no podíamos engañarnos, los americanos somos pobres todavía, y hubiera sido necesario tener su palabra, ‘su órgano con todos los registros’, ‘sus sistros, sus oboes sollozantes’”. (R. Darío: “José Martí”, Antología crítica de José Martí, recopilación, introducción y notas de Manuel Pedro González, Universidad de Oriente, Publicaciones de la Editorial Cultura T. G. S. A., México, D. F., 1960, p. 3).