La Edad de Oro.[1] Publicación mensual de recreo e instrucción que escribió José Martí para los niños y niñas de América,[2] y cuyos cuatro únicos números aparecieron en Nueva York, entre julio y octubre de 1889.[3] Esta revista es considerada un clásico de la literatura para niños en lengua española.[4]
Cintio Vitier afirmaba que “con sus cuentos, versos, semblanzas y evocaciones, como jugando, La Edad de Oro quería ser, nada menos, una narración pedagógica del mundo y una invitación a mejorarlo”, por eso “es, definitivamente, la pedagogía de la libertad americana”.[5] Le atribuía, además, el valor de ser “la obra fundamental del humanismo martiano, desde el punto de vista pedagógico”.[6]
Véanse los ensayos de Fina García-Marruz: “La Edad de Oro” (1962) y “Lecciones de La Edad de Oro” (¿-?). Temas martianos. Primera serie y Temas martianos. Tercera serie, pp. 385-402 y 255-301, respectivamente; además del libro de Salvador Arias: Un proyecto martiano esencial: La Edad de Oro, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2012.
[Tomado de TEC, p. 40. (Nota modificada por el E. del sitio web)].
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Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Véase La Edad de Oro. Edición facsimilar, ensayo y notas de Maia Barreda Sánchez, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Ediciones Boloña, 2013.
[2] Salvador Arias: “La revista”, Un proyecto martiano esencial: La Edad de Oro, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2012, pp. 37-42; Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2017, no. 40, pp. 313-316.
[3] La revista deja de publicarse, por las diferencias de principio que Martí mantenía con Aarón Da Costa Gómez, el editor propietario de la misma que lo conminaba a que él “hablase del ‘temor de Dios’, y que el nombre de Dios, y no la tolerancia y el espíritu divino, estuvieran en todos los artículos e historias”. [“Carta Manuel Mercado”, (Nueva York, 26 de noviembre de 1889), CMM, p. 323]. El 24 de diciembre de ese año le manifiesta a su “hermano querido” su deseo de escribir una “carta pública” donde explicaría “la causa de la cesación del periódico, y mi pensamiento religioso”. (CMM, p. 328). El destino de ese texto se desconoce, si es que Martí llegó a escribirlo. En honor de la verdad, por carta a Félix Sánchez Iznaga, de 31 de octubre de 1889, sabemos del arrepentimiento de Da Costa, pero Martí le confiesa a su amigo que no ve “manera de avenimiento final” con el próspero empresario brasileño de origen judío, que le “dé derecho para trabajar en la empresa con la misma fe”. (EJM, t. II, p. 147).
[4] “En efecto, el periódico, que falto de comprensión y apoyo dejó de publicarse ese mismo año, resultó de tan subidos valores pedagógicos y artísticos que hoy se considera una obra maestra del más difícil acaso de los géneros: la literatura infantil”. [Fina García Marruz: “La Edad de Oro” (1962), Temas martianos. Primera serie, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, pp. 385-386].
[5] Cintio Vitier: “Palabras de bienvenida”, Coloquio Internacional José Martí y las letras hispánicas, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2001, no. 24, pp. 43-44.
[6] Cintio Vitier: “Sobre el humanismo de José Martí”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2003, no. 26, p. 26.
En ese mismo sentido, Manuel Gutiérrez Nájera, aseveraba que La Edad de Oro “a los niños instruye, mejor dicho, educa, y a los hombres deleita. El trabajo que en él se emprende y cumple es el trabajo del alba: despertar. Pero, despertar suavemente; despertar besando […]”. [“La Edad de Oro de José Martí” (El Partido Liberal, México, 25 de septiembre de 1889), José Martí. Valoración múltiple, La Habana, Fondo Editorial Casa de las Américas, 2007, t. 2 (edición al cuidado de Ana Cairo Ballester), pp. 27-30].