El Diablo Cojuelo. Domingo Dulce y Garay, designado capitán general de Cuba, por el gobierno provisional que asumió el poder en España a la caída de Isabel II, al tomar posesión de su cargo, en enero de 1869, hizo un llamamiento a la paz, concedió una amnistía y prometió reformas políticas y administrativas. Como parte de su campaña para pacificar al país, cuya región oriental se había levantado en armas en octubre de 1868, Dulce publicó un decreto sobre libertad de prensa, con fecha 9 de enero de 1869, según el cual “Todos los ciudadanos de la Provincia de Cuba tienen derecho a emitir libremente sus pensamientos por medio de la Imprenta, sin sujeción a censura, ni a ningún otro requisito previo”. La libertad concedida sufrió una sola restricción, expresada en el artículo 5 del decreto: “Ni la religión católica en su dogma, ni la esclavitud, hasta que las Cortes constituyentes resuelvan, podrán ser objeto de discusión”.

     Al amparo de aquella efímera libertad —pues solo duró treinta y cuatro días y fue seguida por una mayor represión— aparecieron en La Habana, desde el 9 de enero hasta el 11 de febrero, ciento un periódicos, y fueron publicadas, entre el 13 de enero y los primeros días de febrero, veintisiete hojas sueltas, todo lo cual da idea de la intensa efervescencia que agitaba la región occidental del país como consecuencia del levantamiento de las provincias orientales. Entre dichos periódicos se contó El Diablo Cojuelo, cuyo título fue tomado de la novela homónima de Luis Vélez de Guevara —escritor español del siglo XVI—, posiblemente por ser esta obra, según se dice en el prefacio de la edición publicada en la Colección Universal, en 1919, “una visión rápida de la vida y sociedad de aquel tiempo, chispeante de ingenio, llena de chistes y agudezas, de sátira salada y de cuadros ejecutados con leve, pero certera mano”. De El Diablo Cojuelo se imprimió un solo número, el 19 de enero de 1869, en la Imprenta y Librería El Iris, Obispo 20 y 22. Según Fermín Valdés-Domínguez, quien costeó la edición, “el fondo es de Martí y algún suelto, lo otro es del Dr. Joaquín Núñez de Castro, Antonio Carrillo y O’Farrill”, y de él mismo (GQA., v. II, p. VII).

     El contenido de este único número fue incorporado íntegramente a la primera edición de las Obras completas de José Martí (Cuba, v. II, Gonzalo de Quesada [y Aróstegui] editor, 1901), lo que puede justificarse por el carácter de primer acopio de materiales que tuvo aquella edición. Sin embargo, teniendo en cuenta la declaración de Valdés-Domínguez sobre la pertenencia de la mayor parte de los sueltos a otros tres autores, así como el hecho de que tales sueltos carecen de verdadera importancia, se excluyen del cuerpo principal de estas Obras completas. Edición crítica, y se ofrecen a continuación, como muestra del periodismo juvenil y revolucionario de la época.

(Tomado de OCEC, t. 1, pp. 292-293).

Véase Abreviaturas y siglas