Narciso López de Oriola (1798-1851)
Nació en Caracas, Venezuela, y murió en La Habana. Entró a los quince años en el ejército colonial de su país. Al ser derrotadas las fuerzas españolas en Venezuela, López —que ostentaba el grado de coronel— se trasladó con ellas a Cuba en 1823. Posteriormente viajó a España, donde luchó contra los carlistas, alcanzó el grado de mariscal de campo y participó en actividades políticas. Fue gobernador de Valencia y de Madrid en 1840.
Regresó a Cuba en 1841, junto al capitán general Miguel Gerónimo Valdés. Fue nombrado gobernador de Trinidad y presidente de la Comisión Militar Ejecutiva y Permanente, cargos de los que fue desposeído por el capitán general Leopoldo O’Donnell, sucesor de Valdés. Comenzó a conspirar contra la dominación colonial, pero su actividad fue descubierta y debió huir a Estados Unidos. Allí preparó expediciones, con el auxilio económico de norteamericanos partidarios de la anexión de Cuba a ese país. Las dos primeras (1849) fracasaron por la abierta oposición del gobierno estadounidense, inclinado a obtener la Isla mediante compra a España, con el fin de eliminar así la intervención de los cubanos. La tercera salió secretamente del sur de Estados Unidos y trajo a Cuba un contingente de más de seiscientos hombres, del que solo cinco eran cubanos. Luego de desembarcar el 19 de mayo de 1850 en Cárdenas —donde fue desplegada por primera vez en territorio cubano la bandera nacional— y tomar la ciudad, sus huestes se vieron obligadas a reembarcar, al no recibir apoyo alguno por parte de los criollos de la región y encontrarse amenazadas por fuerzas superiores.
En 1851, condujo a Cuba una nueva expedición, integrada por cuatrocientos hombres —en su mayoría extranjeros—, que desembarcaron el 12 de agosto en la costa norte de Pinar del Río. Después de dos victorias iniciales, las fuerzas invasoras —faltas de apoyo popular— fueron dispersadas por una gran concentración de tropas coloniales. Pocos expedicionarios lograron sobrevivir. Cincuenta de ellos, capturados junto al coronel norteamericano Willian L. Crittenden —segundo jefe del contingente—, fueron fusilados en La Habana. Hecho prisionero por una delación, fue conducido a la capital, donde se le aplicó la pena de muerte en garrote vil, el 1ro. de septiembre de 1851.
En su segunda crónica sobre la Primera Conferencia Internacional Americana, publicada en La Nación, Buenos Aires, el 20 de diciembre de 1889, José Martí afirmó que “por los Estados Unidos, fue López a Cuba”, y en el prólogo a Versos sencillos (1891), al referirse al escudo que presidía las sesiones de dicha Conferencia, escribió: “¿Cuál de nosotros ha olvidado aquel escudo, el escudo en que el águila de Monterrey y de Chapultepec, el águila de López y de Walker, apretaba en sus garras los pabellones todos de la América?”.
(Tomado de OCEC, t. 1, p. 319).
Véase Abreviaturas y siglas
