Julián del Casal y de la Lastra (1863-1893)

Nació en La Habana el 7 de noviembre de 1863. Realizó estudios hasta llegar a la universidad, donde comenzó la carrera de Derecho, que luego abandonó. Trabajaba entonces como escribiente de la Intendencia General de Hacienda y frecuenta amistades como las de Ramón Meza y Nicolás Azcárate, quien lo presenta públicamente como poeta en el Nuevo Liceo de La Habana. Sus primeros textos aparecieron en El Ensayo. En 1888 realizó un viaje a España, pero pronto regresó a Cuba, desencantado y en precaria situación económica, sin haber podido visitar a ese París, que él mismo había mitificado.

     Al regreso de su frustrado viaje, comienza a trabajar en La Discusión como corrector de pruebas y periodista. Colabora además en otras muchas publicaciones, ejerciendo la crítica teatral bajo el seudónimo de Hernani. Pero su más significativo grupo de artículos lo constituyó la serie “La sociedad de La Habana”, en la que probó ser dueño de una prosa afilada e irónica, y le costó la censura a La Habana Elegante, donde la dio a conocer, además de su cesantía en la Intendencia General de Hacienda. Publicó tres importantes libros: Hojas al viento (1890), Nieve (1892) y Bustos y rimas (1893). Falleció en La Habana, súbitamente, el 21 de octubre de 1893, por la rotura de un aneurisma, desencadenado por un ataque de risa, que le produjo una hemorragia mortal.

     Casal está considerado, junto con el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895) y el colombiano José Asunción Silva (1865-1896), uno de los iniciadores del movimiento modernista. En su poesía el giro descriptivo o la sugerencia ambiental, refinados o hasta decadentes, responden a esa nueva sensibilidad, que en su caso más que una renovación formal lleva a una visión distinta de las cosas.[1] Ni sus obvias influencias extranjeras[2] ni sus exotismos rebuscados limitan su capacidad para expresar lo que José Martí llamara “el instante raro de la emoción noble y graciosa”,[3] lo cual hace de Casal una de las voces más originales e importantes de la poesía cubana decimonónica,[4] que “expresó como nadie entre nosotros, y tocándonos en la médula de nuestro ser, el frío existencial”.[5] Tal vez, por eso, “Darío […] a su muerte lo definió como ‘el primer espíritu artístico de Cuba’”.[6]

     Véanse los ensayos de Cintio Vitier: “El juicio de Martí sobre Casal” (Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 1986, no. 9, pp. 221-230); y de José Lezama Lima: “Julián del Casal” (Analecta del reloj. Ensayos, La Habana, Ediciones Orígenes, Impresores Úcar, García, s. a., 1953, pp. 62-97).

[Tomado de Poesía cubana de la colonia, selección, prólogo y notas de Salvador Arias, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2002, p. 205. (Nota modificada por el E. del sitio web)].[7]


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] “Vivió, por primera vez entre nosotros, la pasión excluyente, absoluta, de la poesía. Asumió la irrealidad de sus sueños. Incorporó a nuestra literatura, en la medida de sus fuerzas, las corrientes más universales de la época. Rescató el verso de la floja tibieza de los poetas de Arpas amigas para darle concentración, brillo y misterio. Anticipó el modernismo y vislumbró zonas de la poesía cubana actual. Mereció la amistad de Darío y el elogio de Verlaine. Fue ciego para la Naturaleza y lúcido para el Arte. Conoció sus límites. En medio de la amargura y el hastío, no perdió la ingenuidad de su corazón. El verso más bello que dejó, a vueltas de las rebeldías y desdenes, es para mí esta línea desnuda, inesperada, que nos revela la calidad última de su alma: tranquilo iré a dormir con los pequeños”. (Cintio Vitier: “Casal como antítesis de Martí. Hastío, forma, belleza. Asimilación y originalidad. Nuevos rasgos de lo cubano: ‘el frío’ y ‘lo otro’”, Lo cubano en la poesía (1958), en Lo cubano en la poesía. Edición definitiva, prólogo de Abel Prieto, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998, pp. 228-229).

[2] “Además de la influencia que en Casal ejercieron los parnasianos y los simbolistas, tenemos que señalar la de Baudelaire. Pero esa influencia no debilitó la personalidad de Casal sino por el contrario, contribuyó a su plenitud. En los dominios de la crítica literaria o pictórica, Baudelaire dejó profundas huellas, así como en el poema en prosa, muchos de los cuales fueron traducidos por Casal. En el verso la influencia de Baudelaire fue deslumbradora […]. Pero Casal recibió esa influencia de un genio tan poderoso, en una forma beneficiosa para su expresión. Eso revela que nuestra poesía había alcanzado una madurez, capaz de receptar, sin deterioro alguno de sus creaciones, la influencia de uno de los más completos genios franceses”. [José Lezama Lima: “Prólogo a una antología” (Antología de la poesía cubana, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, 1965, 3 t.), La cantidad hechizada, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2014 (edic. digital), pp. 314-315].

[3] JM: “Julián del Casal”, Patria, Nueva York, 31 de octubre de 1893, no. 84, p. 2; OC, t. 5, p. 222.

[4] Véase Gastón Baquero: “Entrada al otoño y un recuerdo de Casal” (Diario de la Marina, 23 de septiembre de 1945), Una señal menuda sobre el pecho del astro. Ensayos, selección y prólogo de Remigio Ricardo Pavón, Holguín, Ediciones La Luz, 2014, pp. 89-92.

[5] Cintio Vitier: “Julián del Casal, en su centenario”, Obras 3. Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, p. 153.

  • “Casal tocó el fondo metafísico de la desolación colonial cubana”. (Cintio Vitier: Ese sol del mundo moral (1975), Oficina del Historiador de La Habana, UNESCO y La Isla Infinita, 2021, p. 137).

[6] Cintio Vitier: “Poetas cubanos del siglo XIX. Semblanzas” (1968), Obras 3. Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, p. 243.

“En una carta a Enrique Hernández Miyares, refiriéndose a Casal, le dice Rubén Darío: Tú sabes que en el Nuevo Mundo después del alma de Edgar Allan Poe, la suya es la que ha volado más maravillosamente a la montaña del arte. // Relata Darío que en Madrid, Menéndez y Pelayo le dijo ‘que Casal era el primero de los poetas vivos de Cuba’”. [“Prólogo a una antología”, ob. cit., p. 312].

[7] Bibliografía:

  • Manuel de la Cruz: “Julián del Casal”, La Habana Elegante, La Habana, 29 de octubre de 1893.
  • Justo de Lara: “Julián del Casal”, La Habana Elegante, La Habana, 29 de octubre de 1893.
  • Ramón Meza: [Sin título], La Habana Elegante, La Habana, 29 de octubre de 1893.
  • Manuel Sanguily: “Casal”, La Habana Elegante, La Habana, 29 de octubre de 1893.
  • Enrique José Varona: “Julián del Casal”, La Habana Elegante, La Habana, 29 de octubre de 1893.
  • Dulce María Loynaz: “Ausencia y presencia de Julián del Casal”, Boletín de la Academia Cubana de la Lengua, enero-diciembre de 1956.
  • Cintio Vitier: “Casal como antítesis de Martí. Hastío, forma, belleza. Asimilación y originalidad. Nuevos rasgos de lo cubano: ‘el frío’ y ‘lo otro’”, Lo cubano en la poesía (1958), en Lo cubano en la poesía. Edición definitiva, prólogo de Abel E. Prieto, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1998, pp. 208-229.
  • Camila Henríquez Ureña: “Julián del Casal, poeta de la muerte” (conferencia, 1963).
  • Raúl Aparicio: “Martí descolonizado. Casal anticolonial”, La Gaceta de Cuba, La Habana, año 7, no. 70, febrero de 1969, pp. 19-21.
  • Cintio Vitier: “La crítica literaria y estética en el siglo XIX cubano” (1971), Obras 3. Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, pp. 350-357.
  • Julián del Casal: Prosa, compilación Emilio de Armas, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1979.
  • Mercedes Santos Moray: “La América lo quiere por fino y por sincero”, Trabajadores, 18 de octubre de 1993.
  • María Poumier: “Armas, Casal, Martí y el sexo”, Vivarium, La Habana, septiembre de 1995. (Trad. Julio Le Riverend Morales).
  • Enrique Saíz: “Vida y poesía en Martí y Casal: apuntes dispersos”, AN L/L, La Habana, 1995, no. 26, pp. 25-40.
  • Elina Miranda Cancela: “Mito y modernismo: José Martí y Julián del Casal”, Universidad de La Habana, julio-diciembre de 1998.
  • Maia Barreda: “El impuro amor de la lectura”, Honda, La Habana, no. 9, 2003.
  • Julián del Casal: Páginas de vida, poesía y prosa, compilación de Ángel Augier, Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007.
  • Kelley Kreitz: “Mirar el mundo como corresponsal: ecos de la prensa en el modernismo de Martí y Casal”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2007, no. 30, pp. 137-143.
  • María Antonia Borroto: “‘En casa’ y ‘Crónica semanal’: estrategias en juego”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2014, no. 37, pp. 273-289.