EL POETA MARÍN

De este poeta Marín no puede hablarse de ligero, porque en su forma leve y elegante, aunque por acá o por allá, muy colgada de ipomeas, pone con fuego y moderación artística las penas y contrastes de su agitada existencia. Amó la libertad en Puerto Rico: en el destierro contínuo, ama, incorregible, el romance. De un revés, como un castillo de barajas, pueden echarse por tierra muchas de las que tiene él, en su ardiente juventud, por penas graves. Lo que no puede crearse de un revés es su forma, atildada y alada, su verso fuerte y firme, su modo propio de poner el suceso llano y personal en poesía dramática. Lo que de él enamora es la piedad, en que todas las penas se consumen; la piedad, aristocracia del alma.

[José Martí]

Patria, Nueva York, 23 de abril de 1892, no. 7, p. 4. (No aparece en la edición de las Obras completas).