Leí en El Reproductor, que supongo escrito por el agradecido Guasp, una noticia que me hizo saltar el corazón, porque no quiero que a Vd. le venga ningún mal, ni que nada suyo sufra. Leí que Luisa[2] estaba enferma.[3] Pero he leído línea a línea El Partido, y no veo la noticia confirmada. La linda niña estará buena, pues. Me parece que la veo como cuando les llegaba su hora de dormir, con su carita de ama y su vestido blanco. Dígale que tiene que estar sana y hermosa, para que yo la pueda comparar a todas las flores del jardín cuando vaya a verla,[4] que algún día ha de ser, porque sin esa bocanada de luz no sé cómo podré resistir aquí muchos inviernos.
Solo por saber de Luisa hubiera podido yo escribirle hoy, que tengo el espíritu como mortal, por las serias noticias que ya salen a luz sobre el modo peligroso y altanero con que este país se propone tratar a los nuestros,[5]—por los planes que veo que tienden, en lo privado y en lo público, para adelantar injustamente su poder en los pueblos españoles de América,—y por la declaración, ya casi oficial, de que intentan proponer a España la compra de Cuba.[6]Cuando no se muere de ciertos dolores, o de este, la vida debe ser cosa de mucha fuerza. Ni sé yo, si sucediera, cómo podría quedar con vida. No hablo así por el arrebato de la sorpresa, porque esto lo he visto venir; sino por el pesar de verlo probable, y con menos obstáculos de lo que parece. De otras penas, me he levantado. Pero de esta, no sé cómo.—Lo que sí le he de asegurar, porque en el mundo he aprendido al menos la justicia, y la belleza de la moderación,[7]—es que ni abiertamente, ni con disimulos hábiles, dejaré[8] que esta pena mía afee mis comentarios sobre los sucesos de esta tierra, que en lo que hace a nuestros países no presentaré de mi boca, ni para atizar odios, sino tales como ellos mismos se vayan presentando, y aun omitiendo muchos, porque habría razón para justa alarma si se dijesen todos. Hasta órgano castellano han creado ya aquí para la defensa de estas ideas entre nuestra propia gente. Pero en lo que escribo tengo por regla lo que la prudencia permite decir donde se haya de leer, y el callar al público lo que solo llega a mí en privado. ¡Cuánto habría que hacer en esto! ¡Qué habilidad, qué sutil y constante vigilancia no se necesita para aprovechar todos los momentos favorables, e impedir[9] que esas ideas tomen demasiado cuerpo! ¡Qué periódico en inglés, moderado y activo, no habría publicado yo, si no fuera esta idea con mis medios un verdadero sueño![10] Porque lo doloroso es que veo de todas partes la agresión, y de ninguna la resistencia. Y aun me sorprende tener noticia de la amistad íntima de los mismos encargados de velar por nuestras tierras, con algunos de los más enérgicos en propagar, y en costear la propagación, de las doctrinas que les son contrarias! La acometida va a ser muy vigorosa. Y no veo la defensa. Ni entre mis mismos cubanos la veo, y aún son ellos los que, llevados de un amor ciego a la libertad, se prestan a servir de instrumentos a los que solo saben desdeñarlos. Yo me sonrío en todas mis[11] tristezas; pero en esta, no sabré sonreír.[12] Vine al mundo para ser vaso de amargura. Que no rebosará jamás, ni enseñará sus entrañas, ni afeará el dolor quejándose de él, ni afligirá a los demás con su pena.
Ya veo todo lo que ha hecho por la pobre Ramona. Cómo se lo pago, Vd. lo sabe. Gracias.—Pero no giraré como me dice. Mándeme V. lo que tenga para mí por el medio que crea mejor, porque eso me serviría para pagar la segunda edición que está ya en prensa, y de la que ya tengo pedidos algunos centenares. De veras: ¿cómo le pagaré la actividad que V. me ha mostrado en esto? Vd. debe vivir muy feliz, si goza tanto como yo cuando hago un bien.
Va la carta muy larga para persona de tanto quehacer. Perdónemela. Ponga buena a Luisa. Salude a Lola mucho. Quiera a su hermano
[Nueva York] 19[13] de febrero [de 1889]
[Ms. en CEM]
Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica,[14] 3ra edic., presentación de la primera edición de Fidel Castro Ruz (“Unas palabras a modo de introducción”), La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2010-2024, tt. 1-32 (obra en curso), t. 31, pp. 229-230.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] Manuscrito en tinta negra, en una hoja tamaño 19,5 por 26 cm.
[2] María Luisa Mercado García.
[3] En varias cartas sucesivas, Martí expresa su profundo pesar por la enfermedad de Luisa y formula votos por su pronto restablecimiento. Véase, al respecto, la fechada el 29 de marzo [de 1889], OCEC, t. 31, pp. 244-247.
[4] Durante la visita de Martí a México en 1894, Alfonso Mercado contaba la siguiente anécdota: “En una ocasión en que tuvo que estar ausente durante varias horas, envió a mi hermana enferma un ramo de rosas con una tarjeta que decía así: En una casa de amores // Está enfermo un alelí; // Luisa, te mando esas flores // Para que rueguen por ti”. [Alfonso Mercado: “Mis recuerdos de José Martí”, Yo conocí a Martí (Revista Bimestre Cubana, La Habana, marzo-abril, 1932), selección y prólogo de Carmen Suárez León, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2012, p. 102. (N. del E. del sitio web)].
[5] Tachado a continuación: “y”.
[6] Véase el texto Cuba y los Estados Unidos, El Avisador Hispanoamericano, Publishing Co., New York, 1889, OCEC, t. 31, pp. 207-219. Desde esta fecha ya se estaba preparando la Conferencia Internacional Americana, que se desarrollaría a finales de este año, de la cual José Martí denunciaría los planes expansionistas estadounidenses en varias crónicas acerca de ese encuentro.
La “a” escrita sobre “e”.
Dos meses después, en la crónica “Inauguración. Cómo entra y cómo sale un presidente en los Estados Unidos”, publicada en La Nación, de Buenos Aires, el 16 de abril de 1889, Martí escribe: “[…] ¿Quién medita siquiera en el proyecto ya público de la compra de Cuba, donde no se ha secado todavía la sangre que el vecino astuto vio derramar, por la misma carta de principios con que se rebeló él contra sus dueños, sin tender un manojo de hilas, sin tender los brazos?” (OCEC, t. 31, p. 130).
Véase, además, la carta a Enrique Estrázulas, [Nueva York] 15 de febrero [de 1889], OCEC, t. 31, pp. 226-227. (N. del E. del sitio web).
[7] “[…] Estos países se salvarán, porque, con el genio de la moderación que parece imperar, por la armonía serena de la naturaleza, en el continente de la luz, y por el influjo de la lectura crítica que ha sucedido en Europa a la lectura de tanteo y falansterio en que se empapó la generación anterior,—le está naciendo a América, en estos tiempos reales, el hombre real”. [JM: Nuestra América”, La Revista Ilustrada de Nueva York y El Partido Liberal, México, 1ro y 30 de enero de 1891, respectivamente, en Nuestra América. Edición crítica, prólogo y notas de Cintio Vitier, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2006, pp. 44-45. (Las cursivas son del E. del sitio web)].
“En el ensayo “Relación del sentido de moderación y la capacidad de sacrificio. La ley de equilibrio” contenido en El amor como energía revolucionaria en José Martí (1973-1974) [Albur, órgano de los estudiantes del ISA, a. 4, La Habana, mayo de 1992, pp. 109-119 (existen dos ediciones más del Centro de Estudios Martianos en el 2003 y 2004, más otra en preparación, revisada y corregida)], Fina García Marruz ha observado la relación que establece Martí entre el heroísmo y la moderación dentro de la dinámica más profunda de ‘la capacidad de sacrificio’. La consideró virtud vinculada con ‘la armonía serena de la Naturaleza’, distintiva de los mejores hombres de ‘nuestra América’, cuyo paradigma poético lo encontró en Heredia: ‘volcánico como sus entrañas, y sereno como sus alturas’. (“Heredia”, El Avisador Cubano, Nueva York, 4 de julio de 1888 OCEC, t. 29, p. 123). Tan elogiosa como esperanzadamente se refirió varias veces al ‘heroísmo juicioso de las Antillas’ y a ‘la moderación probada del espíritu de Cuba’, expresiones consagradas en el Manifiesto de Montecristi”. [Manifiesto de Montecristi. El Partido Revolucionario a Cuba (Montecristi, 25 de marzo de 1895), La Habana, Centro de Estudios Martianos y Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2008, pp. 15 y 8, respectivamente]. [Nuestra América. Edición crítica, ob. cit., nota 35, p. 64. (N. del E. del sitio web)].
[8] La “e” escrita sobre “a”.
[9] Esta palabra escrita sobre tachado: “insistir”.
[10] Véanse, al respecto, las cartas a Manuel Mercado, fechadas en [Nueva York, el 8 de enero de 1887] y el 29 de marzo [de 1889], OCEC, t. 25, pp. 355-357 y 244-247. (N. del E. del sitio web).
[11] Esta palabra escrita sobre tachado: “las”.
[12] “De mí, no le diría más que quejumbres, sobre todo ahora que estoy fuera de mí, porque lo que desde años vengo temiendo y anunciando se viene encima, que es la política conquistadora de los Estados Unidos, que ya anuncian oficialmente por boca de Blaine y Harrison su deseo de tratar de mano alta a todos nuestros países, como dependencias naturales de este, y de comprar Cuba. Para morir se necesita más de lo que parece; porque yo estoy muerto desde hace mucho tiempo, y vivo, pero si de una sola noticia se pudiera morir, yo hubiera muerto de esta”. (JM: “Carta a Enrique Estrázulas”, [Nueva York] 15 de febrero [de 1889], OCEC, t. 31, pp. 226-227).
Véase el ensayo de Fina García Marruz: “Autonomistas, anexionistas, anarquistas.—El problema social—” contenido en su libro El amor como energía revolucionaria en José Martí (1973-1974), Albur, órgano de los estudiantes del Instituto Superior de Arte, núm. especial, La Habana, mayo de 1992, pp. 174-191. (N. del E. del sitio web).
[13] El “9” escrito sobre “5”.
[14] Véase Marlene Vázquez Pérez: “La edición crítica de las Obras completas de José Martí. Teoría, praxis y viceversa”, Temas. Cultura, Ideología, La Habana, enero-marzo de 2019, no. 97, pp. 58-65.

