NOCTURNO

Para Julián Orbón

Como un ancho regazo me acoge tu silencio,
noche de corolas húmedas y goteantes ramas;
como una flor ingrávida abierta por el cielo,
goteas sobre el patio luceros o luciérnagas.

Nada se escucha. Oh soledad de siempre,
Oh seguro regazo del patio y de la casa.
Un tañido del aire recorre lo verde
y vibra en la penumbra como una campana.

Allí están los árboles y sus altos asombros
tras la tarde remota cercada por la lluvia.
Allí están sus sombras y sus cielos sonoros
frente a esta persistencia tibia y taciturna
de gotas por las hojas y los grillos de agosto.

Nada se escucha. En paz está la casa.
Están entreabiertas las puertas del patio
crujiendo sus maderas con recuerdos de ramas,
con recuerdo de flores y pájaros lejanos.

(Todo está bien en la noche callada
para el dormido temblor del alma).

Por los árboles yerran tenues meteoros
y vuelcan sobre el césped su llovizna de luciérnagas.

Todo suena a fuerza de silencios y asombros,
midiendo la hondura de la noche y la estancia,
las gotas de los grillos, las gotas del reloj
y el seco gemido de la madera hinchada.

Hay un temblor de altas fuentes…
¿Va a nacer el fulgor, la canción o la palabra?
Son estrellas lo que acecha tras lo verde
o son las hojas pobladas de pálidas miradas.

Nada se escucha. Los silencios redondos de las gotas
caen despaciosos sobre el sueño del patio
y avivando el brillo de las mojadas losas
entran en la estancia con cautela de pasos.

¿Quién anda por los aires de esta noche?
¿Quién levanta esa ingrávida fragancia
tras las nubes de sombras de los árboles?
¿Quién levanta esas playas de corolas pálidas?

Suenan las hojas, vibran como pulseras de plata,
nadan en la luz que sube a las estrellas
con un temblor de enjambre a punta de flechas.

Oh temblor de esta noche y estos árboles,
recorriendo las cuerdas oscuras del patio y de la casa.
Oh rumor fragante, como un regazo de flores
brollando por el sueño claro de las aguas.

¿Quién anda por los aires de esta noche?
¿Quién vuelca esa fresca melodía de corolas?
¿Quién deshoja esas estrellas y filtra esos fulgores,
esos cielos de fragancias como lilas sonoras?

Oh clara melodía, como un estambre de oro
que deslíe los relentes y los rocíos cela
y que al bañar el aire con su escarchado polvo
cuaja las flores de semillas de estrellas.

(Todo está bien esta noche delicada
para el temblor armonioso del alma).

Todo está bien, oh ruiseñor, oh luna.
Oh noche delicada de tinieblas como estambres,
de árboles tañidos por los dedos de la lluvia,
de rocíos y corolas abiertas por el aire.

Todo está bien. Perfección es tu nombre,
lo dice tu silencio coronado de escarcha
y se enciende tu regazo fragante de flores.
Nada se escucha. Nada, sino el temblor del alma
como una campana remota tañida bajo el agua.

Ángel Gaztelu

Tomado de Orígenes. Revista de Arte y Literatura, La Habana, invierno de 1946, año III, no. 12, pp. 19-20.

     Otros poemas dedicados a Julián Orbón:

  • Fina García Marruz: “Julián”(1954), Habana del centro (1997), Obra poética, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2008, 2 t., t. II, pp. 53-54.
  • José Lezama Lima: “Bodas de Julián Orbón”, Poesía completa, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 1970, p. 310.
  • Cintio Vitier: “A Julián Orbón”, Versos de la nueva casa(1991-1992), Poesía 3. Obras 10, prólogo, compilación y notas de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2011, pp. 148-149.
  • Cintio Vitier: “Decires de Julián en esta noche”, Versos de la nueva casa(1991-1992), Poesía 3. Obras 10, prólogo, compilación y notas de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2011, pp. 149-151.