A DOÑA LEONOR PÉREZ CABRERA

[Cárcel] 10 de Nvbre. [1869]

Madre mía:

Hace dos días que escribí a V. con un francés que viene a ver a los Domínguez,[1] no el que fue allá, y me ha dicho que no ha podido llevar la carta. Me prometió llevarla. Dígame si va.[2]

     Anteayer también escribí a V.; pero no he tenido con quien mandar las cartas y no quiero que pasen en la cantina por la puerta.—Como escribo a V. hoy rompo la carta de antier.

     Ayer estuvo aquí el Fiscal[3] y me preguntó con bastante interés por mi causa y su estado. Le dije lo que sabía; pero es muy extraño esto de que el que me ha de juzgar tenga que preguntarme por qué estoy preso.[4]—Según me ha dicho, alguien le ha hablado de mí.—Los Domínguez y Sellén saldrán al fin en libertad, yo me quedaré encerrado. Los resultados de la prisión me espantan muy poco; pero yo no sufro estar preso mucho tiempo. Y esto es lo único que pido. Que se ande aprisa, que al que nada hizo, nada le han de hacer. A lo menos, de nada me podrán culpar que yo no pueda deshacer.

     Mucho siento estar metido entre rejas;—pero de mucho me sirve mi prisión.—Bastantes lecciones me ha dado para mi vida, que auguro que ha de ser corta,[5] y no las dejaré de aprovechar.—Tengo 16 años, y muchos viejos me han dicho que parezco un viejo. Y algo tienen razón;—porque si tengo en toda su fuerza el atolondramiento y la efervescencia de mis pocos años, tengo en cambio un corazón tan chico como herido. —Es verdad que V. padece mucho;—pero también lo es que yo padezco más: ¡Dios quiera que en medio de mi felicidad pueda yo algún día contarle los tropiezos de mi vida!— 

     Estoy preso, y esta es una verdad de Pero Grullo,[6] pero nada me hace falta, sino es de cuando en cuando 2 o 3 r[eale]s. para tomar café;[7]—pero hoy es la primera vez que me sucede.—Sin embargo, cuando se pasa uno sin ver a su familia ni a ninguno de los que quiere, bien puede pasar un día sin tomar café.—Papá me dio 5 o 6 rs. el Lunes.—Di 2 o 3 de limosna y presté dos.—

     Tráiganme el Domingo a alguna de las chiquitas.[8]

     Esta es una fea escuela; porque aunque vienen mujeres decentes, no faltan algunas que no lo son.—Tan no faltan, que la visita de 4 es diaria. A Dios gracias el cuerpo de las mujeres se hizo para mí de piedra.—Su alma es lo inmensamente grande, y si la tienen fea, bien pueden irse a brindar a otro lado sus hermosuras.—Todo conseguirá la Cárcel menos hacerme variar de opinión en este asunto.

     En la Cárcel no he escrito ni un verso.—En parte me alegra, porque ya V. sabe cómo son y cómo serán los versos que yo escriba.—[9]

     Aquí todos me hablan del Sr. Mendive, y esto me alegra.—Mándeme libros de versos y uno grande que se llama El Museo Universal.—Dele su bendición a su hijo.

Pepe

Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2000, t. 1, pp. 44-45.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] Fermín y Eusebio Valdés-Domínguez Quintanó.

[2] No se conserva esta carta. (N. del E. del sitio web).

[3] Capitán Florencio Lanzas y Torres.

[4] Como resultado del incidente del 4 de octubre de 1869, cuando los Voluntarios españoles, al regreso de una gran parada militar, consideraron como burla y provocación las risas de los jóvenes que se encontraban en el hogar de los Valdés-Domínguez, fueron detenidos ese mismo día o en días posteriores, además de Eusebio, Fermín, Sellén y Martí, el joven de origen francés Atanasio Fortier (permaneció muy poco tiempo en la cárcel) y Santiago Balbín; acusados todos del delito de infidencia. El Consejo de Guerra Ordinario que dictó sentencia el 4 de marzo de 1870 impuso la pena de destierro para Eusebio y Fortier, seis meses de arresto mayor para Fermín y seis años de presidio para Martí, por ser el autor de una carta a un condiscípulo del colegio de Mendive, Carlos de Castro y de Castro, a quien calificaba de apóstata por haberse alistado como cadete en el Ejército español y lo instaba a la deserción “para no faltar a su patria ni a sus deberes como cubano”. Martí debía cumplir su condena en el Presidio Departamental de La Habana, trabajando en las canteras de San Lázaro. Como se sabe, el 5 de septiembre el Capitán General lo indulta, en condiciones de salud muy precarias, en atención a las ingentes gestiones de sus padres y a su corta edad. El 13 de octubre llega a Isla de Pinos, en calidad de deportado. El 15 de enero de 1871 a bordo del vapor Guipúzcoa parte desterrado a España. La causa judicial contra Sellén y Balbín, en libertad ambos desde el 22 de diciembre de 1869, fue sobreseída. (N. del E. del sitio web).

[5] En carta a Manuel Mercado desde Guatemala, el 29 de septiembre de 1877 (OCEC, t. 5, pp. 176-177), Martí le escribe que, afortunadamente, viviría poco, y tendría pocos hijos, y no haría sufrir a su esposa Carmen Zayas-Bazán. (N. del E. del sitio web).

[6] Perogrullo.

[7] Ver José Martí sobre el café.

[8] Referencia a sus hermanas Leonor Petrona, Chata (1854-1900); María Salustiana, Ana, quien aparece en su certificado de defunción como Mariana Matilde (1856-1875); María del Carmen, la Valenciana (1857-1900); Rita Amelia (1862-1944); Antonia Bruna (1864-1900); y Dolores Eustaquia, Lolita (1865-1870). Pilar Eduarda (1859-1865), ya para esa época había fallecido. (N. del E. del sitio web).

[9] Es evidente la alusión a su poema dramático “Abdala”, publicado en La Patria Libre, el 23 de enero de 1869. Fina García Marruz asevera que, “la muerte en batalla de su héroe Abdala impresiona como la prefiguración de su propio destino”. [“De ‘Abdala’ a El presidio político”, El amor como energía revolucionaria en José Martí (1973-1974), Albur, órgano de los estudiantes del Instituto Superior de Arte, núm. especial, La Habana, mayo de 1992, p. 64. (N. del E. del sitio web)].