UNA CARTA
Damos paso a la siguiente carta que remite desde Costa Rica un buen amigo de Patria:
San José de Costa Rica, 20 de junio de 1894
Señores Redactores de Patria:
Distinguidos compatriotas:
La emigración cubana de Costa Rica me da el grato encargo de manifestar a usted y a las demás de nuestras emigraciones, el regocijo con que le dimos bienvenida el seis del actual a nuestro infatigable Delegado del Partido Revolucionario, y al hijo de nuestro General, a Francisco Gómez, que es a la vez mensajero de honor de su ilustre padre y de la nueva generación que ya ansía andar el camino abierto por los héroes del 68. Los señores Martí y Gómez recibieron desde el momento de su llegada una multitud de demostraciones afectuosas, en que se unía al cubano y puertorriqueño, el pueblo hospitalario de Costa Rica, como todos los hispanoamericanos que aquí residen.
A la estación de Cartago fue a esperarlos, acompañado de varios compatriotas, nuestro distinguido general Maceo, que ha dado al huésped querido, representante de la revolución cubana, todo su corazón generoso y la fuerza de su decidida cooperación.
¿A quién no inspiraba estos días el espectáculo continuo de los dos trabajadores de la patria, de la fusión, llena de enseñanza, de la generación que peleó y de la que a fuerza de brazo ha vuelto a abrir el camino por se va a la conquista de la persona propia y entera en un pueblo innecesariamente infeliz?
Y así como atrae en el campo del honor el toque marcial de una corneta, en el salón modesto y decoroso de un compatriota bueno reunió el domingo 10 de junio a los cubanos que en el cariño y en el trabajo de Costa Rica viven, la voz serena, firme y amada de José Martí. Fue su palabra como iris de esperanza, como energía de soldado, como lazo de piedad entre los hombres, como evangelio vivo que va a toda alma con la fe de una causa y la virtud de la abnegación.
Y a su lado podía así congregarse el patriotismo. Levanta él la bandera estrellada y solitaria que un pueblo guardó plegada en su corazón cuando le faltó un palmo de la patria libre en que clavarla. Habla él por la voz de los muertos y por el honor de los vivos. Del esfuerzo generoso y grande que ha de dar un pueblo más a la América, de la virtud constante y útil que en la emigración han puesto los cubanos al servicio de la patria, de la justa esperanza que hoy corona la obra revolucionaria, de la guerra —necesaria siempre por la justicia, y hoy inevitable por el desorden, agravio y desequilibrio de la política española— y el deber de prepararla en el exterior con el vigor y acierto que en Cuba impide la vigilancia de un gobierno temeroso y agresivo: de todo esto nos habló con la vehemencia de su patriotismo el Delegado del Partido Revolucionario.
¿Y qué hombro de joven cubano podrá negarse al peso del deber en la hora sublime de la realidad patria? ¿Y qué cubano digno dejará de dar de su trabajo y honra para que tenga un rifle el soldado que por darnos una patria da su vida? No es de estopa inútil la emigración cubana de Costa Rica. Aún vibraban las palabras últimas del orador apóstol y el eco generoso respondió.
Y del seno de esa reunión, entre otras cosas surgió el Club a la voz mágica de José Martí, llevando —divisa de honor— el nombre preclaro del general cubano que hoy vive entre nosotros. El nuevo Club se llama: GENERAL MACEO.
Y no han querido las cubanas de Costa Rica quedarse atrás en el camino de la Revolución. Allí estaba sintiendo al escuchar las palabras de Martí como si se renovara el poema épico en que ella siguió tantas veces entre humaredas y luz y estruendos de la lucha a su esposo, el guerrero legendario, —allí estaba María C. de Maceo. Y de ella fue el pensamiento de instalar en San José un Club de damas cubanas y puertorriqueñas, que ayudase la causa generosa de la Revolución cubana.[1] Este Club existe desde el 17 de junio, y es su nombre, como prueba de simpatía para su iniciadora, “Hermanas de María Maceo”.[2]
Impresión grata se habrán llevado el Delegado y el joven hijo de Cuba Libre, Francisco Gómez, porque han visto que doquier van los reciben de triunfo los corazones cubanos.
Lleve Francisco Gómez a su ilustre y glorioso padre, el invicto jefe del Ejército Libertador, por todo lo que a su lado ha visto de cariño en Costa Rica, la seguridad de que tiene delante un pueblo valiente y generoso que espera sus órdenes, que aguarda impaciente aquella voz de mando tan familiar a la victoria, para marchar de nuevo a la lucha y combatir hasta entrar, cubierto de laureles, en el Capitolio de los libres.
No pudo el Delegado, en lo medido que le tiene el tiempo de su actividad incansable, aguardar la manifestación entusiasta que se le preparaba, ni satisfacer a los costarricenses que de él esperaban otra conferencia.[3] El 11 del corriente, siguió viaje por Puntarenas a Sur América.[4]
Y un rasgo para terminar. Quiso un hombre de mano firme y tierno, de aquellas sabanas del Camagüey, ofrecerle un recuerdo a nuestro Martí. Y le dio el dije de su leontina, que era la garra de un tigre por él vencido… Podrá así el esfuerzo de nuestros héroes vencer al ibero león y de sus garras libertar a Cuba.
Tomado de Patria, Nueva York, 7 de julio de 1894, no. 119, p. 2.
Otros textos relacionados:
- Enrique Loynaz del Castillo: “Un suspiro”, Patria, Nueva York, 5 de enero de 1895, no. 144, p. 3.
- Enrique Loynaz del Castillo: “La patria es Martí”, Patria, Nueva York, 4 de febrero de 1895, no. 147, p. 2.
- Enrique Loynaz del Castillo: “En New York. Primer encuentro con Martí”, en Yo conocí a Martí, selección y prólogo de Carmen Suárez León, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2012, pp. 93-95.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1]En el artículo “La mujer cubana: María Maceo”, publicado en Patria, el 15 de diciembre de 1894, no. 141, p. 3, Enrique Loynaz del Castillo, reafirmaba: “María Cabrales de Maceo nos presenta, en toda su alteza moral, el perfil más bello y noble de la mujer cubana”.
[2]Véase Damaris A. Torres Elers: “El club Hermanas de María Maceo: el primero en Costa Rica”, Anuario del Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2012, no. 35, pp. 31-47.
[3]En el primer viaje que Martí realizara a Costa Rica, el año anterior, imparte dos conferencias, el 5 y 7 de julio de 1893, la primera, en Cartago, y la otra, en la Escuela de Derecho de San José acerca del tema “El porvenir de América y las poderosas influencias extranjeras bajo las cuales se desenvuelven y crecen los pueblos latinoamericanos”. Sobre esta última, véase el artículo de Antonio Zambrana titulado “La conferencia del Dr. Martí”, publicado en Patria, el 5 de agosto de 1893, no. 73, p. 2.
[4]No hay dudas que Loynaz buscaba desorientar a las autoridades españolas, pues de acuerdo con Ibrahim Hidalgo Paz, Martí y Panchito permanecieron en Costa Rica, en viajes de proselitismo revolucionario por el país hasta el día 18, que viajan a Panamá y desde Colón van a Kingston, Jamaica. (José Martí. Cronología 1853-1895, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2018, 4ta ed., p. 151).