Mi querido Gonzalo: Te abrazo desde estos campos gloriosos. Abraza al dulce Guerra. No teman por Martí; no nos separaremos.
Revolución gigante, pero siempre es bueno apurar marcha de lo de fuera para adentro. Es preciso aprovechar. Enemigo aturdido No tengan cuidado, sino fe. No pueden vencer: les tenemos tomadas todas las avenidas. Los Maceos[1] altos, muy altos; en sus puestos.
Marchamos para el centro. A los cubanos que no desmayen. Tenemos un mundo de trabajo. Es de prisa. Martí no duerme, escribiendo. Adiós,