A ENRIQUE ESTRÁZULAS [1]

[Nueva York] 15 de febrero [de 1889]

Me tiene muy enojado, y le escribo sin vocativo. Desde que me mandó,—como si valiesen bastante para compensarme de lo corto y raro de sus cartas,—el Gavarni,[2] que es valiosa lectura, y la agradecidísima y briosa acuarela de Garrido—la única noticia que he tenido de Vd. es un número suelto de El Fígaro, con un artículo enfermizo de Octave Mirbeau. No creía yo que persona tan barbada como Vd. se distrajese tanto con París. O será que le he dado razón de enojo, aunque no sé cómo pueda ser. Ni recibo me ha acusado siquiera de unos $200 pesitos que le mandé en primeros de año,[3] tanto que estoy ansioso, hasta que no me llegue noticia de Vd., y me saque del miedo de que se hayan perdido, aunque yo tengo, para garantía, el talón del correo. Aquí le tengo más; pero no correré el riesgo hasta después del lunes, en que tal vez me llegue carta suya. O le preguntaré por cable si recibió la remesa anterior, antes de mandarle esta.

     Ya antes de su carta había nombrado,—como Cónsul General interino—Cónsul interino en Fernandina a un Sr. N. Borden, de quien informan bien. Veremos si es hombre de honor. Las preguntas y consultas han llovido en estos días. Con carta para Vd. del Sr. Carlos Honoré se me presentó un Sr. Stephen, un verdadero garbanzo[4] con capa inglesa, pidiéndome montes de datos, de que le pude dar muchos, sobre pavimento, costo de las piedras, y todo lo conducente a llevar allí el asfalto para las calles. Otro Sr. quiere saber si está prohibido en Uruguay como en Montevideo el uso del ácido boráxico en las substancias preservativas de los alimentos. En nuestro archivo no he hallado la prohibición. Dígame, si puede, lo que sepa de eso a vuelta de correo.

    De mí, no le diría más que quejumbres, sobre todo ahora que estoy fuera de mí, porque lo que desde años vengo temiendo y anunciando se viene encima, que es la política conquistadora de los Estados Unidos, que ya anuncian oficialmente por boca de Blaine y Harrison su deseo de tratar de mano alta a todos nuestros países, como dependencias naturales de este, y de comprar Cuba.[6] Para morir se necesita más de lo que parece; porque yo estoy muerto desde hace mucho tiempo, y vivo, pero si de una sola noticia se pudiera morir, yo hubiera muerto de esta. Me consuelo con mi curapenas de siempre, que es el único que cura las penas reales, y las imaginarias, y lo deja a uno respetable ante los demás, y ante sí propio, el trabajo.

     El Garrido que me mandó no es solo una acuarela, sino una delicadeza de las que V. sabe tener, y una verdadera obra de piedad, que un hermano atento le manda a un hermano que se está muriendo de ansia de color. Lo curioso en la acuarela es que, aunque el arte rabie, esas manchas azules y verdes dan de veras la ilusión del bosque y del cielo. Y lo que le alegrará a V. más de habérmela mandado, aunque a mis ojos eso no la[7] haga aumentar de valor, es que en la[8]

[José Martí]

[Ms. en CEM]

Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, 3ra edic., presentación de la primera edición de Fidel Castro Ruz (“Unas palabras a modo de introducción”), La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2010-2024, tt. 1-32 (obra en curso), t. 31, pp. 226-227.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1]  Enrique Estrázulas Carvalho. Manuscrito en tinta negra, en cuatro hojas, tamaño 15,5 por 20 cm.

[2] Paul Gavarni. Al parecer José Martí se refiere a la monografía escrita por los hermanos Goncourt sobre Gavarni.

[3] La “o” escrita sobre “a”.

[4] Se repite de nuevo la “o” escrita sobre “a”.

[5] Véase el folleto Cuba y los Estados Unidos, El Avisador Hispanoamericano, Publishing Co., New York, 1889, OCEC, t. 31, pp. 207-219. Desde esta fecha ya se estaba preparando la Conferencia Internacional Americana, que se desarrollaría a finales de este año, de la cual José Martí denunciaría los planes expansionistas estadounidenses en varias crónicas acerca de ese encuentro.

Dos meses después, en la crónica “Inauguración. Cómo entra y cómo sale un presidente en los Estados Unidos”, publicada en La Nación, de Buenos Aires, el 16 de abril de 1889, Martí escribe: “[…] ¿Quién medita siquiera en el proyecto ya público de la compra de Cuba, donde no se ha secado todavía la sangre que el vecino astuto vio derramar, por la misma carta de principios con que se rebeló él contra sus dueños, sin tender un manojo de hilas, sin tender los brazos?” [OCEC, t. 31, p. 130). (N. del E. del sitio web)].

[6] “[…] tengo el espíritu como mortal, por las serias noticias que ya salen a luz sobre el modo peligroso y altanero con que este país se propone tratar a los nuestros,—por los planes que veo que tienden, en lo privado y en lo público, para adelantar injustamente su poder en los pueblos españoles de América,—y por la declaración, ya casi oficial, de que intentan proponer a España la compra de Cuba. Cuando no se muere de ciertos dolores, o de este, la vida debe ser cosa de mucha fuerza. Ni sé yo, si sucediera, cómo podría quedar con vida. No hablo así por el arrebato de la sorpresa, porque esto lo he visto venir; sino por el pesar de verlo probable, y con menos obstáculos de lo que parece. De otras penas, me he levantado. Pero de esta, no sé cómo. […] Porque lo doloroso es que veo de todas partes la agresión, y de ninguna la resistencia. Y aun me sorprende tener noticia de la amistad íntima de los mismos encargados de velar por nuestras tierras, con algunos de los más enérgicos en propagar, y en costear la propagación, de las doctrinas que les son contrarias! La acometida va a ser muy vigorosa. Y no veo la defensa. Ni entre mis mismos cubanos la veo, y aun son ellos los que, llevados de un amor ciego a la libertad, se prestan a servir de instrumentos a los que solo saben desdeñarlos. Yo me sonrío en todas mis tristezas; pero en esta, no sabré sonreír”. (JM: “Carta a Manuel Mercado”, [Nueva York] 19 de febrero [de 1889], OCEC, pp. 229-230).

Véase el ensayo de Fina García Marruz: “Autonomistas, anexionistas, anarquistas.—El problema social—” contenido en su libro El amor como energía revolucionaria en José Martí (1973-1974), Albur, órgano de los estudiantes del Instituto Superior de Arte, núm. especial, La Habana, mayo de 1992, pp. 174-191. (N. del E. del sitio web).

[7] La “a” escrita sobre “e”.

[8] Se interrumpe el manuscrito.

[9] Véase Marlene Vázquez Pérez: “La edición crítica de las Obras completas de José Martí. Teoría, praxis y viceversa”, Temas. Cultura, Ideología, La Habana, enero-marzo de 2019, no. 97, pp. 58-65.