A GONZALO DE QUESADA Y ARÓSTEGUI

[Nueva York] enero 2/ 90

Mi muy querido Gonzalo:

Con el primer rayo de sol entró hoy en mi cuarto su saludo de año nuevo, y el sol no me fue más grato. Hace bien en quererme; porque con querer a los demás es uno quien gana y se ennoblece, y porque es de justicia que quien vive sin hacer mal reciba de los buenos algún cariño. Yo no deseo más premio, ni con ninguno recibiría tanto placer. Duerma con los ojos abiertos, porque ya sabe que en el mundo eso es necesario, y anda uno sobre trampas y redes; pero conserve esa pureza de corazón.—¿No ha leído el último libro de Mark Twain? Nunca lo quise leer mucho, porque en lo que conocía de él nada aprendí, y el chiste era de bota fuerte y camisa colorada. Pero este Yankee in King Arthur’s Court es un servicio a la humanidad; de lenguaje característico y ligero, y de idea conmovedora y honda.[1] Al principio recuerda el Quijote, y al fin a Julio Verne; pero no les debe un ápice. Con el Quijote, se hombrea; y no tiene por qué bajar las armas, ni en la intención, ni en el ingenio. De Verne, tiene una que otra fantasía científica, pero lleno de caridad y de mente. Y una de ellas es,—y por eso le hablo del libro,—que cincuenta y dos mancebos, y no hombres de años preocupados y podridos, ayudaron al yankee a vencer a veinticinco mil caballeros armados de toda armadura, y con quienes murió la vana caballería. Es un libro de chiste, que suele arrancar lágrimas. Y por sobre todas las luchas de la vida, el héroe muere soñando en su Sandy. Pero el héroe, mi muy querido Gonzalo, llega a viejo, y ve nacerle fruto al árbol de su amor. ¿Qué dicha habrá, que no le desee su agradecido

José Martí

[OC, t. 20, p. 363. Cotejada con el manuscrito original].

Tomado de José Martí: Epistolario, compilación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual y Enrique H. Moreno Plá; prólogo de Juan Marinello, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial de Ciencias Sociales, 1993, t. II, p. 181.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] “Hay párrafos en el libro de Mark Twain que dan deseos de ponerse en camino para Hartford, a darle la mano, Por los hombres ha levantado bandera, y se lo agradecerán los hombres. En las bibliotecas, el Quijote estará bien, y el Yanqui junto. Hay adargas y viseras en los dos, y se parecen en la burla magnífica; pero el Quijote es lo que es, pintura sabia y dolorosa de la vida del hombre, y el Yanqui, esforzado por la indignación, es una batalla a lo vaquero, con lazo y revólver como la de su héroe contra sir Lagramor, en pro de la majestad y corona del hombre llano y libre”. [JM: “En los Estados Unidos. Clubs y libros”, La Nación, Buenos Aires, 12 de marzo de 1890, OC, t. 13, p. 460. (N. del E. del sitio web)].