A MARÍA Y CARMEN MANTILLA

Mi María y mi Carmita:

Salgo de pronto a un largo viaje, sin pluma ni tinta, ni modo de escribir en mucho tiempo. Las abrazo, las abrazo muchas veces sobre mi corazón. Una carta he de recibir siempre de Vds. y es la noticia, que me traerán el sol y las estrellas, de que no amarán en este mundo sino lo que merezca amor,—de que se me conservan generosas y sencillas,—de que jamás tendrán de amigo a quien no las iguale en mérito y pureza.—Y ¿en qué pienso ahora, cuando las tengo así abrazadas? En que este verano tengan muchas flores: en que en el invierno pongan, las dos juntas, una escuela: una escuela para diez niñas, a seis pesos, con piano y español, de nueve a una: y me las respetaran, y tendrá pan la casa.[1] Mis niñas ¿me quieren?—Y mi honrado Ernesto. —Hasta luego. Pongan la escuela. No tengo qué mandarles—más que los brazos. Y un gran beso de su

Martí

[Montecristi] 25 de marzo.—[1895]

 

Tomado de José Martí: Epistolario, compilación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual y Enrique H. Moreno Plá; prólogo de Juan Marinello, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial de Ciencias Sociales, 1993, t. V, p. 127.


Notas:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] Véase la carta de Martí a María Mantilla, fechada en Cabo Haitiano, el 9 de abril de 1895, Testamentos. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2016, pp. 59-65.