José María Morelos y Pavón (1765-1815)

Uno de los héroes de la independencia americana. Nació en Valladolid, Michoacán. Era mestizo de ascendencia negra. De jovencito trabajó en una hacienda cañera como escribano o contador. En 1790 ingresó en el Colegio de San Nicolás Obispo, de Valladolid, y luego en el Seminario Tridentino de la misma ciudad. Se examinó de Bachiller en Artes en Ciudad de México, y fue ordenado subdiácono en Valladolid. Tres años después ya era presbítero. Ocupó varios curatos y erigió una iglesia en Nocupétaro. Tuvo tres hijos.

     Al conocer el levantamiento del cura Miguel Hidalgo en octubre de 1810, se entrevistó con él y recibió la orden de insurreccionar la costa sur del virreinato. Inició su campaña en Carácuaro, y se le fueron sumando gentes de distintos lugares. Rechazó las tropas virreinales en dos ocasiones. El 17 de noviembre emitió un bando que tenía el objetivo de darle un carácter nacional a la lucha, en el cual suprimía la esclavitud y el régimen de castas. A diferencia de Hidalgo, su antiguo maestro y jefe, Morelos operaba en una zona menos poblada —la tierra caliente—, pero contaba con un ejército mucho más efectivo, basado en contingentes más reducidos, aunque bien armados e instruidos, el cual estaba conformado por peones y rancheros indígenas y mestizos, más algunos trabajadores negros. Morelos era consciente de la necesidad de sustituir las indisciplinadas huestes que seguían a Hidalgo, por pequeños contingentes bien entrenados.

     En febrero de 1811 atacó la ciudad portuaria de Acapulco en dos ocasiones, pero fracasó. Desde Tecpan, inactivo por enfermedad, se dedicó a organizar el gobierno de su provincia. Marchó a Chilpancingo y tomó Tixtla, donde se unió a Vicente Guerrero. Tras varios movimientos inició su segunda campaña. El 3 de diciembre tomó a Chiantla de la Sal, y el 10 entró en Izúcar. El 18 se unió a Mariano Matamoros y entró en Cuantla el 25 de diciembre. Continuó sus triunfos al ocupar Taxco, Tenancingo y Cuernavaca, en gran medida gracias a la excelente capacidad combativa de sus fuerzas, que combinaban la lucha guerrillera con los métodos de lucha regular. Esta cadena de victorias —tras la caída en enero de 1812 de Zitácuaro, sede hasta entonces de la Junta criolla de gobierno—, convirtieron al sur del virreinato en el nuevo centro de la insurrección mexicana.

     Ante el ataque de los realistas se refugió en Cuauhtla, localidad que defendió durante dos meses, de donde se retiró por la escasez de alimentos. En junio de 1812 inició su tercera campaña y entró en Chilapa. La Suprema Junta lo nombró capitán general. En Tehuacán nombró a Matamoros su segundo jefe. Tomó Orizaba, pero fue derrotado en Puente Colorado el 1o de noviembre de 1812, y perdió su artillería; se recuperó y tomó Oaxaca el 25 de noviembre. Organizó la jura de la Suprema Junta, el gobierno de esa zona sur e inició la publicación del periódico Sud. Marchó hacia Acapulco, villa que tomo el 12 de abril de 1813, y durante cuatro meses mantuvo el sitio del castillo de San Diego hasta su rendición. Los territorios liberados eran los centros del cultivo del azúcar y la grana, segundo producto de la economía novohispana después del mineral de plata.

     Fue en el transcurso de esta exitosa ofensiva que Morelos lanzó su célebre Proyecto de confiscación de bienes españoles y criollos españolizados, donde reguló la expropiación y repartos de tierra entre los desposeídos, no solo para privar de recursos al enemigo y cubrir las necesidades de la guerra, sino también por su afán de democratizar la propiedad rural. Para institucionalizar la Revolución y sustituir a la desprestigiada Junta Suprema —que seguía jurando fidelidad a Fernando VII y hacía intentos por conciliar con los realistas—, Morelos reunió en Chilpancingo, el 14 de septiembre de 1813, al Supremo Congreso Nacional de América, integrado por diecisiete delegados de la intelectualidad criolla y el bajo clero, entre ellos varios antiguos miembros de la Junta de Zitácuaro.

     En esta reunión Morelos presentó un programa revolucionario de veintitrés puntos, redactado por él mismo, conocido como Sentimientos de la nación. En ese histórico documento, el líder insurgente profundiza las medidas de Hidalgo al abogar por la abolición de la esclavitud y el sistema de castas, la liquidación de todos los gravámenes feudales y la desigual distribución de la riqueza, mientras se pronunciaba, además, por el principio de la soberanía popular, el respeto de la religión católica, el libre comercio y la proclamación de la independencia, propuestas que el Congreso secundó al declarar la separación de España, el 6 de noviembre de 1813, y aprobar medidas contra la explotación feudal y la discriminación racial. La propia Asamblea lo eligió generalísimo y encargado del Poder Ejecutivo.

     Después de emitida el Acta de Independencia, marchó Morelos hacia su ciudad natal, Valladolid, pero sufrió tres derrotas sucesivas de las que no pudo recuperarse. El Congreso lo destituyó como generalísimo, y al ser derrotado nuevamente, también lo destituyó de su cargo ejecutivo. En octubre de 1814 la Asamblea, reunida ahora en Apatzingán después de estos costos y reveses, lo eligió para formar parte del nuevo gobierno, junto a José María Cos y José María Liceaga, pero sin atender los asuntos militares. La Asamblea aprobó una Constitución republicana y centralista para la América Mexicana, inspirada en principios de la Ilustración, aunque no incluía en su texto las medidas revolucionarias de Hidalgo y Morelos.

     Fue entonces cuando el ejército realista, reforzado por tropas frescas procedentes de España, tras el restablecimiento de Fernando VII en el trono, intensifica el acoso de los insurgentes, con el respaldo, además, de la alta sociedad criolla, que se vio amenazada por la existencia del Congreso patriota, tras la muerte de los valiosos jefes Matamoros y Hermenegildo Galeana. Obligado a proteger a los diputados de los intensos ataques enemigos, Morelos fue apresado el 5 de noviembre de 1815, en Texmalaca, Puebla. El 27 de ese mes fue declarado hereje y degradado. Sentenciado a muerte, fue fusilado en San Cristóbal Ecatepec. Su muerte y la dislocación del ejército rebelde en pequeñas partidas insurgentes permitió el progresivo y casi absoluto restablecimiento del poder colonial en México. En 1828 su ciudad natal, Valladolid, se llamó Morelia en su honor, y en 1869 el presidente Benito Juárez decidió crear el estado de Morelos.

(Tomado de OCEC, t. 2, pp. 329-330).