Nicolás Azcárate y Escobedo (1828-1894)
Nació en La Habana, el 21 de julio de 1828. Abogado, orador y periodista, se destacó como abolicionista y reformista convencido.
Con José Manuel Mestre, Francisco Fesser y José Ignacio Rodríguez fundó en 1856 la Revista de Jurisprudencia. En 1861, fundó el Liceo de Guanabacoa, de cuya sección de literatura llegó a ser presidente. Suprimidas por las autoridades las reuniones culturales del Liceo, dio inicio en su casa a tertulias de carácter privado que dieron lugar a la antología Noches literarias en casa de Nicolás Azcárate, aparecida en 1866. Ese mismo año, fue electo comisionado por Güines a la Junta de Información, y se trasladó a Madrid, donde se distinguió a la vez por su liberalismo y por su lealtad a España. Allí fundó, en 1869, El Siglo xix, desde cuyas páginas, y otras de la prensa liberal española, abogó por reformas en Cuba y atacó duramente la perniciosa influencia del Cuerpo de Voluntarios sobre el gobierno de la Isla.
Según Manuel de la Cruz: “Azcárate fue demócrata, fue republicano, republicano federalista, pero antes que todo eso fue un cubano sinceramente español”.[1] Dentro de esa línea política se enmarca su intervención en el llamado Plan Azcárate, cuyo propósito era obtener, de acuerdo con el general Prim y el ministro de Ultramar, Segismundo Moret, la pacificación de la Isla, a cambio —supuestamente— de una amnistía general, la disolución del Cuerpo de Voluntarios y un régimen autonómico. Con esa encomienda llegó Azcárate a Nueva York el 24 de agosto de 1870. La Junta Revolucionaria, presidida por Miguel de Aldama y José Manuel Mestre, en pugna con los partidarios del general Manuel de Quesada, estimó que dicha cuestión debía decidirla el Gobierno de Cuba en Armas.
El poeta Juan Clemente Zenea se ofreció a realizar la misión propuesta, para lo cual fue provisto de un salvoconducto extendido por el ministro de España en Washington, y, después de entrevistarse con Carlos Manuel de Céspedes en el campo insurrecto, fue apresado, juzgado y finalmente fusilado por el gobierno español, en la fortaleza de La Cabaña, el 25 de agosto de 1871. Al saberse que Zenea portaba un salvoconducto español, varias asociaciones de emigrados acusaron a la Junta Revolucionaria, la que a su vez echó la responsabilidad sobre Azcárate, quien de nuevo en Madrid, publicó en su periódico La Constitución, el 18 de septiembre de 1871, un artículo titulado “Una exigencia de honor”, en el cual protestaba por la ejecución de Zenea.
Años después, el 12 de enero de 1875, partió hacia La Habana, de donde, por la ojeriza de los Voluntarios y decreto del capitán general Caballero de Rodas, tuvo que salir a los dos días de su desembarco. Pasó entonces a México, donde intimó con José Martí, y donde redactó con Antenor Lescano y otros, en 1876, El Eco de Ambos Mundos, periódico de orientación lerdista. Posteriormente escribió en La Colonia Española.
Asistió a la boda de Martí con Carmen Zayas-Bazán en el Sagrario de la Catedral de México, el 20 de diciembre de 1877. Regresó a La Habana en 1878. Martí trabajó algún tiempo en su bufete. Como presidente del Liceo de Guanabacoa, Azcárate presentó a Martí en la velada que el 28 de febrero de 1879 se celebró en memoria del poeta Alfredo Torroella, y auspició los debates sobre el idealismo y el realismo en el arte (14 y 24 de marzo),[2] la participación de Martí en el recital del violinista Rafael Díaz Albertini, el 27 de abril (discurso que provocó la indignación del Capitán General), y su conferencia sobre Echegaray,[3] el 21 de junio. Deportado Martí a España y confinado Juan Gualberto Gómez en Ceuta, Azcárate obtuvo, por intermedio de Rafael María de Labra, la libertad de Juan Gualberto, con quien mantuvo siempre correspondencia y amistad.
Fue miembro del Consejo de Administración y más tarde magistrado del Tribunal de lo Contencioso-Administrativo y secretario del Consejo de Administración, cargo que desempeñó hasta su muerte.
En lo político hizo la crítica del naciente autonomismo en un artículo publicado en El Demócrata, el 9 de septiembre de 1882, donde se lee: “No representa el [partido] autonomista, no, las tendencias radicales del pueblo cubano: habla de abolición de la servidumbre y tiene esclavos: existen demócratas entre sus parciales y hay aristócratas en su seno, que defienden públicamente la necesidad de clases sociales gobernantes: monárquicos y republicanos militan en sus filas. La sustancia, el derecho, que es la libertad, no les importa: se aferran a una cuestión de forma, quieren solo un gobierno separado del de la Metrópoli, en que cifran toda garantía contra nuevas explotaciones”.
Después de una etapa polémica y una breve militancia como presidente del Partido Demócrata —cargo en el que lo sustituyó Saturnino Martínez—, se alejó de la vida política. Siguió celebrando reuniones culturales en su casa —como lo hacían también José Manuel Cortina y José María Céspedes— y fue electo presidente del Nuevo Liceo de La Habana, que alcanzó gran auge y donde fueron presentados por él, Julián del Casal y José de Armas y Cárdenas.[4]
En 1891 perteneció a la comisión nombrada por encargo de la Real Academia de la Lengua Española para hacer una antología de poetas cubanos. Azcárate escogió realizar la selección de Juan Francisco Manzano y de Domingo del Monte. Según su nieto, Rafael Azcárate y Rosell: “Uno de los últimos esfuerzos que Azcárate hizo a favor de la literatura cubana fue contribuir a la velada en honor del que fue su amigo y contertulio, el gran poeta Rafael María de Mendive”.[5]
Con motivo de su muerte en La Habana, el 1ro. de julio 1894, José Martí le dedicó un justiciero artículo en Patria, el 14 de julio de 1894.[6]
(Tomado de OCEC, t. 4, pp. 417-418).
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] “Nicolás Azcárate. Páginas de historia literaria”, La Habana Elegante, 8 de junio de 1894.
[2] Véase JM: “[Apuntes para los debates acerca del idealismo y el realismo en el arte]”, [La Habana, marzo de 1879], OCEC, t. 6, pp. 26-55.
[3] JM: “[Discurso sobre José Echegaray]” y “[Apuntes para el discurso sobre Echegaray]”, La Habana, Liceo de Guanabacoa, 21 de junio de 1879, OCEC, t. 6, pp. 65 y 66-85, respectivamente.
[4] José de Armas y Cárdenas (Justo de Lara). Véase Cintio Vitier: “La crítica literaria y estética en el siglo XIX cubano” (1971), Obras 3, Crítica 1, prólogo de Enrique Saínz, La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2000, pp. 374-391.
[5] Nicolás Azcárate, el reformista, La Habana, Trópico, 1939.
[6] JM: “Azcárate”, Patria, Nueva York, 14 de julio de 1894, no. 120, pp. 1-2; OC, t. 4, pp. 472-476.
