Sigue un estudio[1] sobre Courbet, espíritu sincero en mente montañesa, pintor leal de lo doloroso y lo pujante, enemigo rudo y burlón de lo convencional y de sus criaturas, batallador de suyo, por no haber hallado el mundo real conforme al ideal, y poner su ímpetu en echar abajo los obstáculos que impiden a su juicio aquella final y maravillosa yuxtaformación; batallador terco que de ver tanto la lidia en sí, llegó a ver siempre batalladora a la naturaleza, y de ver las injusticias sociales, vició en ellas sus ojos, y a la naturaleza misma pintó en sus horas devastadoras y aparentemente injustas. En el estudio están Courbet, su obra fanática en la Comuna de París, su Muerte del ciervo, su Lucha de los ciervos, sus burlas a los clérigos vinosos, su músico adolorido, su Entierro en el cementerio de Ornans,[2] donde sobre un lienzo que rebosa figuras, tristes unas, otras groseras, otras indiferentes, como las que lleva a los enterramientos una práctica vulgar y vanidosa, se dilatan las colinas serenas y espaciosas del valle del Loue.[3] Y el estudio cuenta de prisa, sin penetrar en la causa de las acciones, ni desfibrar los elementos del carácter, cómo aquel hombre exuberante, seguro de sí propio y turbulento, batalló con los comunistas, los ayudó a echar abajo la columna de Vendôme, y murió triste en Suiza, envuelto acaso en aquella colcha que compró en un invierno a un judío, y agujereó por el centro para que le cupiese por el agujero la cabeza, con lo cual ayudó a su fama de hombre original, y tuvo sobretodo para el duro invierno.
La América, Nueva York, febrero de 1884.
Tomado de José Martí: Obras completas. Edición crítica, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, t. 19, p. 93.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1]El estudio se titula “Gustave Courbet, Artist and Communist”, por Titus Munson Coan, vol. 27, no. 4, febrero de 1884, pp. 483-496.
[2]El entierro en Ornans.
[3]Río de Francia.