He agradecido profundamente su cariñosa carta de ayer, porque el valor del aplauso se mide por el del que lo envía. No fui yo, si no mi tierra, que llevamos todos en el corazón, quien escribió la respuesta a la injuria.[1] El dolor que me causó la ofensa se mitiga de sobra con el gusto de ver que Vd. cree que no nos hemos defendido mal.
Estas son las recompensas que dejan contento a su amigo
Tomado de José Martí: Epistolario, compilación, ordenación cronológica y notas de Luis García Pascual y Enrique H. Moreno Plá; prólogo de Juan Marinello, La Habana, Centro de Estudios Martianos y Editorial de Ciencias Sociales, 1993, t. II, pp. 96-97.