Miguel de Aldama y Alfonso (1820-1888)
Hacendado cubano. Se dedicó a la trata de esclavos negros y chinos. Fue uno de los impulsores del anexionismo entre los propietarios de esclavos y, posteriormente, dirigente del partido reformista. Al iniciarse la Guerra de los Diez Años (1868-1878), manipuló la Junta de La Habana para impedir la propagación de las acciones militares hacia Occidente. Marchó al exilio al ser destituido el capitán general Domingo Dulce y Garay. El gobierno colonial dispuso el embargo de sus bienes. Realizó dudosas gestiones políticas entre la emigración cubana en Nueva York, donde entorpeció las empresas revolucionarias de Manuel de Quesada, Francisco Vicente Aguilera, Leoncio Prado, entre otros. Se le acusó de haber dilapidado los fondos destinados a la lucha independentista, y de preparar expediciones que no llegaron a su destino. Al pactarse la Paz del Zanjón en 1878, regresó a La Habana y se dedicó a recuperar sus cuantiosos bienes. Su residencia habanera se considera la construcción doméstica más importante del siglo xix.
(Tomado de OCEC, t. 4, pp. 434-435).