6

¡Y lo real es lo que aún no ha sido!
Toda apariencia es una misteriosa
Aparición. En la rama de otoño
no acaba el fruto sino en la velada
promesa de ser siempre que su intacta
forma ofreció un momento a nuestra dicha.
Pues toda plenitud es la promesa
espléndida de la muerte, y la visitación
del ángel en el rostro del más joven
que todos sabíamos que se iría antes
porque escogía el Deseo su sonrisa nocturna.

 

                                   7

“¿No sentías que ardía tu corazón
cuando nos hablaba de las Escrituras?”

(Los Peregrinos de Emaús)

HUÉSPED me fue palabra misteriosa.
Huésped es el que viene de muy lejos,
de algún pueblo que nunca habremos visto.
Huésped es el que viene por la noche,
toca la aldaba de la puerta y todo
el umbral resplandece como nieve.
Huésped es quien se sienta a nuestra mesa
solo por una noche, y no se acierta
sino ya a oír lo que su boca dijo.
Huésped es el que alegra con su rostro,
y alumbra con sus manos nuestro pan
y no logramos recordar su nombre,
Huésped es el que ha de partir, al alba.

                                 8

A aquel vago delirio de la sala
traías el portal azul del pueblo
de tu niñez, en tu silencio abríase
una lejana cena misteriosa.
Cayó el espeso velo de los ojos
y al que aguardó toda la noche abrimos.
Partía el pan con un manto de nieve.
Con las espaldas del pastor huiste,
cuando volviste el rostro era la noche,
todo había cambiado y sin embargo
en la granja dormían tranquilas las ovejas.

                                     9

“There is a wind where the rose was”.
Walter de la Madre

¡Oh, vosotras, lámparas del otoño,
más fragante que todos los estíos!
¿Por qué ha de ser aquel que devenimos
con el tiempo, más real, menos efímero,
que aquel que fuimos a tus luces pálidas?
¿Por qué el polvo desierto, la agonía
junto a las armas bellas, quedan solo
del resplandor de la victoria? Lejano
es todo vencimiento. En otro espacio
sucede, más allá del moribundo
rostro que hunde la gloria y deja ciego
junto al viento que lleva las banderas
espléndidas que huyen. Fiera es toda victoria.

                                    10

“Amigo, el que yo más amaba,
venid a la luz del alba”.

CÓMO ha cambiado el tiempo aquella fija
mirada inteligente que una extraña
ternura, como un sol, desdibujaba!
La música de lo posible rodeaba tu rostro,
como un ladrón el tiempo llevó solo el despojo,
en nuestra fiel ternura te cumplías
como en lo ardido el fuego, y no en la lívida
ceniza, acaba. Y donde ven los otros
la arruga del escarnio, te tocamos
el traje adolescente, casi nieve
infantil a la mano, pues que solo
nuestro fue el privilegio de mirarte
con el rostro de tu resurrección.

                                   11

“Since I have walk’d with you through
sbody lanes …”
Keats

¿QUIÉN no conoce ese sendero en sombras,
ese continuo hablar, interrumpiéndose,
el uno al otro amigo, en el gozoso
diálogo hasta la puerta de la casa,
servida ya la cena? ¿Quién no escucha
las nocturnas pisadas en la acera
tornarse más opacas al cruzar por la yerba
que nos trae al amigo, al bien llegado?
¿A quién, ya tarde, no le cuesta mucho
despedirse y murmura generosos deseos,
inexplicables dichas, bajo los fríos astros?

                                 12

“…qui laetificat juventutem meam…”

¡SOLO vosotras, bestias, claros árboles,
podéis seguir! Más eterno es el hombre.
Salvaje privilegio de la muerte,
heredad solo nuestra, mientras derrama el astro
su luz sobreviviente sobre ese rostro altivo
de ser fugaz, junto a los ciclos fijos,
y ese verdor, eterno! Se fue yendo
la gloria de los rostros más amados,
y tornamos, como ola ciega, al tiempo
del cuerpo incorruptible que esperaste
y no pudimos retener, llorando
en la perdida lámpara, las voces,
lo que encuentro creemos y es partida.
Oh lo real, el mundo en el misterio
de nuestra juventud que nos aguarda!
Nos ha sido prometida su alegría.
Nos ha sido prometido su retorno.
Eres lo que retorna, oh siempre lo supimos.
Pero no como ahora, amigo mío.

                                               Fina García Marruz