CANCIÓN PARA LA EXTRAÑA FLOR
HOY he visto a la tierra, severa de fuerza y fantasía, fiel nodriza del tiempo;
hoy he visto a la tierra sin castidad, más santa de tan humilde, tan recia y verdadera;
hoy he visto un puñado de tierra como el juicio corto y justo de un tosco hombre de pueblo,
de la que tú has surgido con una serenidad distinta, con una ironía distinta, extraña, extraña flor.
Ay, que solo podemos engendrar lo que nos es desconocido y toda perfección es solitaria.
He aquí que de la tierra parda como el tacto del pobre te yergues como una suerte de contemplación,
y en tanto que ella espera oscuramente, tú, clara, recibes, cual visión te detienes, no buscas continuar,
y nada te separa del deseo que Dios tuvo de ti, y resides todavía en el día de tu dicha.
¿Quién te podrá tocar sin espanto? Lejana es tu presencia como el cuerpo de la nieve.
He aquí que estás entre mis dedos prestándoles una suerte de atenta delicadeza,
he aquí que te toco y siento esa velada distancia que no podremos nunca atravesar
y en la que toda angustia se ha sosegado en una forma tan sencilla,
he aquí que estás frente a mis ojos y sin embargo, tan misteriosamente fuera de la vida.
Ah, explica a qué has venido a tornarte mortal en la fugaz mansión de esta mirada mendicante,
breve es mi vida, extraña, extraña flor, breve es mi vida junto a tu forma que solo solicita una hora necesaria,
que solo habita el espacio que puede llenar de gloria real y de sentido.
Ah, que no conozcas la brevedad de los días sino la joya virgen de un tiempo que no vuelve,
pues qué es para mí este día sino la piedra puesta en el rodar ajeno de una ladera oscura,
qué es para mí este día que se pega a tu cuerpo como la luz al diamante y que en el mío solo se desliza,
qué es para mí este día si no puede ser cual para ti la extensión de mi Cuerpo en la intemperie eterna?
1948.
Orígenes. Revista de Arte y Literatura, La Habana, otoño de 1948, año V, no. 19, pp. 6-7.
Poemas de Fina García Marruz publicados en la revista Orígenes.