Arístides Rojas (1826-1894)

Naturalista, médico, historiador y periodista venezolano. Hijo de padres dominicanos llegados a Venezuela en 1822. Su padre, José María Rojas Ramos, fue administrador de la aduana de La Guaira, concejal y diputado al Congreso Nacional. Asistió al Colegio Independencia, donde tuvo de compañeros a los hijos de José Antonio Páez y de Antonio Leocadio Guzmán, y de maestro a Fermín Toro. En su educación influyó la proximidad de Santos Michelena, Juan Manuel Cagigal y José María Vargas, los que frecuentaban las tertulias del Almacén Rojas, librería y centro editorial fundado en Caracas por su padre en 1838.

     A los 18 años comenzó los estudios de filosofía en la Universidad Central de Venezuela. Sus primeros artículos sobre costumbre y folclor, así como adaptaciones y traducciones del francés, aparecieron bajo un seudónimo. Estudió medicina y ejerció como médico rural. Regresó en 1855 a Caracas con motivo de la muerte de su padre, y se hizo cargo de la editorial. Junto a su hermano Marco Aurelio, comenzó a publicar una serie de estudios científicos sobre las ciencias de la naturaleza. En 1857 partió hacia Estados Unidos y Francia. Perfeccionó sus estudios de ciencias naturales en París, y se interesó por los de Alejandro de Humboldt.

     De regreso a América, se radicó en Puerto Rico debido a la Guerra Federal que convulsionaba a Venezuela, y en 1864 regresó a Caracas. Bajo la influencia de los escritores franceses, se produjeron sus intentos de armonizar y asociar ciencia y literatura, y publicó en 1868 el trabajo “El Rayo Azul en la Naturaleza y en la Historia”, el cual es exponente de esta concepción. Rojas incorporó un lenguaje poético a los temas científicos, donde la imagen desempeña una función estética y espiritual. Fue miembro fundador y vicepresidente de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales, presidida por Adolphe Ernst en 1867, y defensor de la tesis darwinista. Publicó, con Manuel Díaz, “Apuntes para el repertorio de plantas útiles de Venezuela”, en 1866. Orientó el estudio de las Ciencias Naturales hacia las aplicaciones productivas, y propugnó la creación de herbarios y jardines nacionales. Actualizó la Geografía de Venezuela de Agustín Codazzi y la adaptó para niños en 1870. Fundó la Sociedad de Bibliografía Americana.

     A mediados de la década del 70, a la muerte de su esposa Emilia Ugarte, abandonó el ejercicio de la medicina y se dedicó a escribir. De 1875 a 1882, dirigió las ediciones anuales del célebre Almanaque para todos, editado por su empresa Rojas Hermanos. En 1876 publicó Miscelánea de Literatura, Ciencia e Historia, libro en prosa prologado por el poeta José Antonio Calcaño. La Universidad Central de Venezuela le confirió medalla de oro en atención a su obra; la Academia de Ciencias Sociales premió en 1878 Estudios indígenas. Contribución a la historia antigua de Venezuela, texto en el que consideraba que el conocimiento científico de las civilizaciones indígenas era un preámbulo necesario de todo estudio histórico de la nacionalidad.

     En 1890 firmó un contrato con el gobierno para dedicarse, mediante el pago de una pensión, a ordenar sus libros de historia para que fueran editados por el Estado; al año siguiente, se publicó el primer tomo de los estudios históricos. En 1892, junto a Adolphe Ernst, preparó el material del pabellón de Venezuela en la Exposición Universal de Chicago.

     Al morir, dejó inédita la obra Folklore venezolano, publicada en 1967, así como otros temas de su obra histórica. Fue miembro de numerosas sociedades científicas extranjeras, entre ellas, la Academia de Ciencias Físicas y Naturales de La Habana desde 1867. En 1944, se dio a conocer una bibliografía de sus obras elaborada por Pedro Grases para la Biblioteca Nacional. Es considerado el padre de la investigación científica de la historia nacional venezolana.

     Para José Martí fue uno de los más destacados intelectuales venezolanos; sostuvo con él una gran amistad, y fue Rojas quien abonó su pasaje de regreso a Nueva York al ser expulsado intempestivamente de Venezuela por el presidente Antonio Guzmán Blanco. En el “Centenario de Andrés Bello”, Martí escribió: “Ahí Arístides Rojas, en quien el hábito de mirar los insectillos que manchan las rosas de su patio, o devoran las hojas de sus ricos libros, no ha hurtado a los ojos la fuerza de ver águilas […] //  Diferénciase Rojas de los poetas en que la poesía se le escapa del ritmo. Lo que vuela, lo que palpita, lo que ilumina, está en su estilo. Encadena, porque enseña. […] Ve lo que hace ver. Despierta, echa a andar, empuja, enaltece, despeña a sus personajes […] Tiene los caracteres de la naturaleza que pinta. Luego de haberlo leído, queda la impresión de un paseo brillante”.[1] Véase el ensayo de Cintio Vitier: “Una fuente venezolana de José Martí” (1973), Temas martianos. Segunda serie (1982), La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2011, pp. 81-108.

[Tomado de OCEC, t. 8, pp. 170-171. (Nota modificada ligeramente por el E. del sitio web)].


Nota:

Véase Abreviaturas y siglas

[1] JM: “Centenario de Andrés Bello”, La Opinión Nacional, Caracas, 6 de enero de 1882, OCEC, t. 8, pp. 133 y 135, respectivamente.