Peter Cooper (1791-1883)
Industrial, inventor y filántropo estadounidense.[1] Nació y murió en Nueva York. Fue sucesivamente constructor de carruajes, fundidor de paños y fabricante de colas. Entró con su padre en los negocios y prosperó durante la Guerra de 1812 mediante la fabricación de equipamiento para ropa cortada.
En 1828 estableció en Canton, Baltimore, una gran fundición de hierro y, en 1830, salió de sus talleres la primera locomotora construida en Estados Unidos. Después creó en Nueva York una fábrica de alambres de hierro laminado y levantó altos hornos en Pensilvania. En 1845, trasladó sus fábricas a Trenton, Nueva Jersey, donde construyó los primeros puntales para puentes e introdujo en Estados Unidos el proceso Bessemeyer para la fabricación del acero.
Se adhirió a los principios jacksonianos y fue electo al Consejo Comunal de Nueva York con apoyo del grupo del Partido Demócrata de Tammany Hall para el periodo comprendido entre 1828 y 1831 y, en 1840, casi diez años más tarde, volvió a ser electo por el Partido de la Reforma Cívica. Desde esa posición trató de liberar de influencias políticas los Departamentos de Bomberos y de Policía, asegurar el consumo de agua potable, incrementar la educación pública para los pobres, y mejorar las condiciones de las cárceles.
Para difundir la instrucción entre la clase obrera financió en 1854 la institución docente gratuita llamada, en su honor, Cooper Union for the Advancement of Science and Art, en la que instaló una biblioteca, laboratorios, salas de lectura, escuelas nocturnas de música, química y arquitectura, una academia de Bellas Artes para la mujer y clases para disertaciones populares de todas las ramas de las ciencias, para que las personas pobres “tengan cátedras de bien sentir y bien pensar”.[2] Del Instituto de Cooper, decía José Martí que el alumno sale “con la gratitud en el alma, y el escoplo bajo el brazo”.[3]
Figuró entre los propulsores del telégrafo trasatlántico, y durante 18 años presidió la New York New Foundland and London Telegraph Company. Tomó parte, en 1854, de la primera expedición que tendió el cable submarino en el Atlántico. En 1876 fue candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Independiente y obtuvo 100 000 votos. Publicó: The Political and Financial Opinions of Peter Cooper, with an Autobiography of his Early Life (1877), Ideas for a Science of Good Government, in Adresses, Letters and Articles on a Strictly National Currency y Tariff and Civil Service (1883), una recopilación de sus discursos.
Martí lo llamó “cristiano como aquellos de los cinco buenos siglos del Cristianismo; como paloma, dulce; como bálsamo, misterioso y fantástico, y de tal vida y bondad, que aun tallado en carne, es ya monumento […] buen padre de hombres”[4] y “sublime varón […], cuyo corazón era un salterio”.[5] En 1883, le dedicó dos escritos a raíz de su muerte, publicados en La Ofrenda de Oro,[6] de Nueva York, y en La Nación,[7] de Buenos Aires, en mayo y junio, respectivamente. [Tomado de OCEC, t. 9, p. 384. (Nota modificada por el E. del sitio web)].
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] “Se trata de la figura, en una sola pieza, del ‘self made-man’ y del filántropo: un filántropo, además, que no se conformaba con el alivio de la limosna, sino que quería poner en manos de los pobres, mediante la instrucción técnica, los instrumentos de su propia redención. Más tarde Martí vería el asunto con mayor profundidad, en su dimensión verdaderamente ‘social’: no como si cada obrero pudiera ser un Peter Cooper en miniatura, sino como parte de fuerzas y tensiones gigantescas que rebasaban los límites del mejor intencionado de los paternalismos. Sería aventurado, pues, sacar conclusiones definitivas basadas en algunas ideas de este artículo; pero conocerlo es importante para entender el punto de partida de su comprensión más completa y posterior del problema obrero en los Estados Unidos”. (Cintio Vitier: “Dos artículos desconocidos de Martí”, Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1972, no. 4, p. 118).
[2] JM: “Pedro Cooper, amigo de los hombres”, en “Una pelea de premio”, La Opinión Nacional, Caracas, 4 de marzo de 1882, OCEC, t. 9, p. 263.
[3] JM: “De Nueva York. La política extranjera de Uncle Sam”, La Nación, Buenos Aires, 2 de agosto de 1889, OC, t. 12, p. 241.
[4] JM: “El tratado de comercio entre México y Estados Unidos”, La Nación, Buenos Aires, 1ro. de abril de 1883, OCEC, t. 17, pp. 53-54.
[5] JM: “Carta de los Estados Unidos. Muerte de Bancroft y de Windom”, El Partido Liberal, México, 25 de febrero de 1891, Otras crónicas de Nueva York, investigación, introducción e índice de cartas de Ernesto Mejía Sánchez, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1983, 164-165).
[6] JM: “Peter Cooper”, La Ofrenda de Oro, Nueva York, mayo de 1883, OCEC, t. 17, pp. 101-104.
[7] JM: “Peter Cooper”, La Nación, Buenos Aires, 3 de junio de 1883, OCEC, t. 17, pp. 76-82.