Mihály Munkácsy (1844-1900)
Pintor húngaro. Su verdadero nombre era Mihály von Lieb. El cambio de apellido lo debe a su pueblo natal, Munkács. Huérfano de padre a edad temprana, ingresó a los diez años de edad como aprendiz en el taller de un carpintero. Tras romper con su despótico amo, vagó durante dos años por su país hasta que tuvo un encuentro casual con el pintor Elek Szamossy, quien le enseñó los rudimentos del arte pictórico; luego estudió pintura en Pest, en Viena, y en la Academia de Munich bajo la dirección de Sandor Wagner.
En 1867 visitó la Feria Mundial de París y se entusiasmó con los cuadros de Courbet. Trató con simpatía el tema del pueblo húngaro pobre y oprimido. Sus obras muestran un acendrado sentimiento religioso y una fuerte caracterización. Debió su primera fama al dibujo. Expuso en el Salón de París en 1870, donde El último día de un condenado a muerte obtuvo medalla de oro. Entre sus obras figuran Hilanderas (1871), El héroe del pueblo (1875), En el taller de París (1876), Milton dictando el Paraíso perdido a sus hijas (1878), La Crucifixión (1884), Retrato de Liszt (1886), La muerte de Mozart (1886), Arpad, jefe de los magiares, tomando posesión de Hungría (1893) y Ecce homo (1896).
A finales de 1886 visitó Estados Unidos y expuso, entre otros, Cristo ante Pilato (1881) y El último día de un condenado. Se estableció en París, ciudad en la que falleció en un sanatorio mental. Al morir, recibió honores de Funerales de Estado en Budapest.
José Martí consideró a Munkácsy “uno de los pintores más famosos, y más originales e independientes” de su época; sus cuadros “están llenos de naturalidad y de poder”, [1] porque el artista podía “pecho a pecho abrazarse a una idea humana, descomponerla en sus elementos, y reproducirla con la intensidad y energía que requieren las obras dignas del aplauso de los siglos”.[2] Martí le dedicó dos bellas crónicas a su Cristo ante Pilato, “un Cristo que brilla de su propia luz, sin halo milagroso, ni belleza convencional, ni más divinidad que la natural del alma humana”,[3] “Carta sobre arte. El Cristo de Munkácsy” y “El Cristo del gran pintor Munkácsy”, publicadas en La Nación, de Buenos Aires, el 28 de enero de 1887 y en El Partido Liberal, de México, el 21 de diciembre de 1886. (OCEC, t. 25, pp. 53-61 y 62-70, respectivamente).
Véanse, además, los estudios “Munkácsy y otros temas húngaros en José Martí”, de Salvador Bueno (Anuario Martiano, La Habana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1976, no. 6, pp. 169-184);[4] y “Mijail Munkacsy”, de David Leyva González (Notas de un poeta al pie de los cuadros, La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2016, pp. 205-210). [Tomado de OCEC, t. 27, pp. 285 y TEC, pp. 44-45. (Nota modificada por el E. del sitio web)].
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] JM: “Sección constante”, La Opinión Nacional, Caracas, 28 de marzo de 1882, OCEC, t. 12, p. 263.
[2] “Carta sobre arte. El Cristo de Munkácsy”, La Nación, Buenos Aires, 28 de enero de 1887, OCEC, t. 25, p. 60.
[3] JM: “La muerte del expresidente Arthur. Estudio político”, El Partido Liberal, México, 19 de diciembre de 1886, OCEC, t. 25, p. 41.
[4] De Salvador Bueno sugerimos también, “El pintor húngaro Munkácsy y José Martí”, El Mundo del Domingo, suplemento de El Mundo, La Habana, 28 de enero de 1968; y “Una crónica de José Martí sobre el pintor húngaro Munkácsy”, Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, junio de 1974.