DEL GENERAL MÁXIMO GÓMEZ

Repb^a. de Honduras,
Sn. Pedro 8 de octubre 1882.

Sr. D. José Martí
New York

Señor mío:

Ayer llegó a mis manos su apreciada, cuanto juiciosa carta del 20 de julio, que he leído con detenimiento y que con el mayor gusto paso a contestar.

     Para q^e. V. se persuada de que estamos conforme en nuestras opiniones, con respecto a las cosas de Cuba, creo que será del caso, repetir a V. las palabras que hace algún tiempo dirigí al Gral. Iñíguez, cuando desde esa misma ciudad me llamara para que le acompañase en la intentona. Le dije, “siempre estoy dispuesto y estaré dispuesto, como el primero a ocupar mi puesto, lleno mi corazón del mismo ardor y del mismo entusiasmo, pero permítame decirle ahora, que a mi juicio no ha sonado la hora, y el movimiento que V. intenta es prematuro, y es muy posible que V. en vez de alcanzar una victoria recoja un fracaso. Es tristísimo, pero es necesario dejar que aquel pueblo que se cansó en la larga lucha que terminó en el Zanjón, sufra de nuevo los ultrajes con que España, siempre la misma, castigará su debilidad o su ceguera, y entonces verá V. que amalgamados el viejo elemento con el nuevo tendremos madurado el momento no de un alzamiento aislado, sino lo más general posible, para qe. sea más violento, menos costoso y más seguro. Mientras tanto, preparémoslo todo, con calma y sin alardes de ningún género, y sobre todo, tratemos de conservar nuestro prestigio, para que podamos contar con la confianza de aquellos hombres qe. en su desesperación, muy bien pudieran echarse en brazos de cualquiera”.

     Ahora bien, Señor Martí, no sé si la hora ha sonado ya, mejor creo qe se aproxima, pero precisamente para estos momentos es qe. necesitamos proceder con bastante cordura, para ni detener ni precipitar los acontecimientos. Ambos extremos, son en extremo, peligrosísimos: es preciso no dejar brecha abierta, ni a los tímidos ni a los violentos ni a los malintencionados.

     No he visto aún a Crombet, e ignoro la clase de trabajos qe. Vds. tengan elaborados o en las formas qe. los han organizado y es precisamente lo qe. si es posible, quisiera saber para darle entonces mi humilde opinión.

     Por lo demás sépalo V. y sépanlo también los buenos y malos patriotas, qe. siempre estré dispuesto a ocupar el puesto qe. me señale la revolución bien organizada.

Cuente V. con mi particular aprecio.
S. s. q. b. s. m.