UN ARTÍCULO DESCONOCIDO DE MARTÍ
Gracias al distinguido martiano Enrique H. Moreno Plá, damos a conocer, en inglés y por primera vez en español,[1] el artículo de Martí, “Blood of the Innocents”, aparecido, sin firma, en el New York Herald del sábado 9 de abril de 1887. Según nos explica Moreno en las líneas con que nos remite copia fotostática de la plana correspondiente de dicho periódico, habiendo encontrado en una carta de Martí a Fermín Valdés-Domínguez una referencia concreta al artículo en cuestión, se dirigió a la Dra. Celia Girona, en New York, la cual a su vez encomendó la búsqueda al historiador norteamericano Philip Foner, quien localizó el número del New York Herald con el artículo de Martí sobre la vindicación de los estudiantes fusilados el 27 de noviembre de 1871.
En la carta que sirvió de base a la pesquisa de Moreno, escribe Martí a Valdés- Domínguez: “Mi Fermín: / Levanto la pluma un momento de mi quehacer del día para mandarte el artículo sobre tus sucesos que escribí para el Herald. No deseo—porque la cosa en sí no tiene más importancia que la de su justicia y efecto allí—que digas, ni aun a La Lucha, que es mío. Pero a ti tengo gusto en decírtelo. Aproveché con júbilo la ocasión que el excelente corresponsal de La Lucha, y leal amigo mío, Trujillo, me dio de escribirlo”. Inmediatamente precisa las características de este artículo, uno de los más impersonales que tuvo que escribir Martí, por las circunstancias que él mismo expresa: “Por supuesto medí y pesé cada palabra, porque eso ha de ser naturalmente leído en la Habana, y hubiera sido imprudencia manifiesta provocar desenfreno alguno con fogosidades extemporáneas. La idea que penetra vale más que la palabra ostentosa. Y luego, tú verás que procuro valerme del modo de tratar esos sucesos para impedir que los lenguaraces los lleven a mala parte. En todo pensé al escribir esos párrafos: en no dar pretexto, con la versión de ellos en castellano, a iras que han de tascar de muy mal grado el freno: en que, en consecuencia de la misma celebración, no viniera a padecer de ella La Lucha que tanto la merece: y en que tú, para mí lo más caro, te veas fuera de todo peligro, y sin menoscabo de esa prudente alteza que te recomienda tanto, a la consideración pública. Tuve un gustazo cuando vi tu nombre en letras inglesas”.[2] Más adelante insiste, añadiendo otra razón para justificar la índole del escrito, y era el periódico mismo en que apareció: “No extrañarás el tono del artículo, indispensable—fuera de las razones apuntadas—para que el Herald, no se opusiese a publicarlo”. Esta carta iba con el original remitido a Fermín, por lo que también le advierte: “Las dos palabras borradas, que quitan sentido a la idea, fueron por alguna mala inteligencia añadidas por el periódico”.[3] No podemos saber cuáles serían esas palabras, si bien notamos, además de la total inhibición del espontáneo “modo de decir” martiano, giros y voces demasiado comunes aun para su prosa más periodística e impersonal.
Compárese, en efecto, este artículo con el que, firmado y con la misma fecha, publicó Martí en La Lucha, de La Habana. Sirve también este cotejo para identificar el escrito del Herald como indudablemente debido a su pluma, por el paralelismo que guardan. Veamos algunos ejemplos:
La Lucha
Hace dieciséis años arrancó un niño una rosa que florecía en nuestro cementerio, y, habituados a mirar la muerte sin temor, esperaban otros, paseando entre las tumbas, la hora de estudiarla
…hoy solo quedan de aquel drama tremendo unas hebillas de plata, una corbata de seda envuelta a un hueso, y ocho cráneos despedazados por las balas.
¡Oh, quién pudiera, en una fiesta pública, para atenuar el crimen con la reparación comparable a él, ver en silencio, desceñidas las armas y con las cabezas descubiertas, a aquellos mismos mal aconsejados que nos los arrebataron! Esa sí es paz, la que se afirma en el arrepentimiento.
(OC, t. 4, pp. 355-356; OCEC, t. 25, pp. 240-241)
The New York Herald
El hijo de uno de los más impetuosos de entre estos, un muchacho de dieciséis años, que había cogido una flor en el jardín del cementerio, fue el primer escogido para ser fusilado…
Una corbata de seda, algunos botones de cuello y unas hebillas de plata fue todo lo que se pudo encontrar para identificar las víctimas de este crimen histórico.
…y un acto de pública contrición por parte de aquellos que son ahora considerados como cómplices del crimen, sería una ofrenda apropiada a los que murieron injustamente a sus manos y, al propio tiempo, un acto que no podría dejar de conducir a un mejor entendimiento de las dos secciones hostiles en que la guerra por la independencia dejó dividida a la isla.
Martí, además, se refiere a su propio artículo de La Lucha, aunque sin citarlo literalmente, cuando escribe en el Herald: “‘Los ocho cadáveres’, dice La Lucha en una patética descripción del hecho, ‘fueron enterrados, sin un nombre, una cruz o lápida, cuatro de Sur a Norte, cuatro de Norte a Sur’, palabras que, con ligeras variantes, utilizará también en su discurso de 27 de noviembre de 1891 sobre los mismos sucesos.[4] Pero el artículo de La Lucha, estilísticamente, es puro Martí, mientras el del Herald es su consciente autonegación, —si bien en este sacrificio está, igualmente, todo Martí, el mismo que le dice a Fermín: “La idea que penetra vale más que la palabra ostentosa”. Otro aspecto curioso que resalta de la confrontación de los dos artículos y las explicaciones de la carta a Valdés Domínguez, es que, evidentemente, la publicación en La Habana no exigía tanta prudencia como en Nueva York.
Tomado del Anuario Martiano, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, Departamento Colección Cubana, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1969, no. 1, pp. 217-219.
Notas:
Véase Abreviaturas y siglas
[1] JM: “Sangre de inocentes” (trad. Enrique H. Moreno Plá), Anuario Martiano, La Habana, Consejo Nacional de Cultura, Sala Martí de la Biblioteca Nacional, 1969, no. 1, pp. 225-228.
[2] JM: “Carta a Fermín Valdés-Domínguez”, [Nueva York, 9 de abril de 1887], OCEC, t. 25, p. 373.
[3] Ibíd., p. 374.
[4] “Y después ¡ya no hay más, en cuanto a tierra, que aquellas cuatro osamentas que dormían, de Sur a Norte, sobre las otras cuatro que dormían de Norte a Sur: no hay más que un gemelo de camisa, junto a una mano seca: no hay más que un montón de huesos abrazados en el fondo de un cajón de plomo!” (JM: “Los pinos nuevos”, Tampa, 27 de noviembre de 1891, OC, t. 4, p. 285).