El lugar del encuentro es una victoria oscura. ¿Es posible que lo que nos espera no aguarde en el final de nuestros pasos sino de nuestra huida? El lugar del destino no es el del cumplimiento de los días. Es tan solo el encuentro despiadado con aquel de que huíamos a toda prisa —los andurriales dándonos hurras gritan—, con aquel de que huimos