RETRATO DE JULIO SUPERVIELLE

Ese joven que desciende por una calle de
        Montevideo
Con un diamante en el dedo
Vestido de negro como un juez agrícola
Es Julio hijo de Juan
(desea tomar una taza de té en una barca
        ahora que el mar está lejos!)

Sabe muchas cosas mientras marcha:
Cómo responder a la urraca
Saludar en su ventana de cerámica
a la alumna de diez y seis años como una avellana
        en la noche
(grandes árboles derraman su forraje
         es un bello final de tarde en Uruguay)

Ahora Julio qué te has vuelto
desde que perdiste los veinte años de tu sombra
y se marchitó la mimosa de tu chaleco florido?
(afuera hay un pequeño viento indio
        que llora)

Cómo se imaginan tu rostro
Aquellos que nunca te han visto
(sentados en los escalones de tus libros
          o con los pies desnudos en tus fuentes)
A la luz de una bujía que rayea
         de través?

Si yo les dijera que te pareces a un
       cartero de las montañas
a una encina desplumada por la noche?)
Elefante y mariposa reunidos bajo la misma
        envoltura
(Con tu gran nariz como una valija de viaje)
Con tus piernas que no terminan nunca
Pues eres largo Julio como dos veces
         tu edad.

Si pudieran oír tu voz de refunfuños de agua
ver sobre tus hombros ese chal de penitencia
en esa casa de dos calles donde portas Corona
Nadie ha sacudido mejor que tú las ciruelas
         del árbol de poesía
Oh poeta familiar…

Que el caballo sentado sobre su trono
        en la calle de los panaderos
Abra al crepúsculo su persiana
        y echando una bocanada por su nariz recuerde:
Quién ha celebrado mejor su pectoral de pelos
        y perlas
Quién lo ha paseado por el Tiempo con una cuerda
Quién reúne sus cuatro cascos
         en el reloj de arena?

Y el león?
Quién talló su barba en redondo con tijeras
         circulares
Quién hizo posar su pata de león
        sobre la rosa primaveral
Quién le enseñó a hacer reverencia en nuestras casas
        como pequeña señorita
Ser guardián de noche en los poemas?

Los pájaros vuelan con alas universales
         para la alegría de los ojos
Quién los aprisionó en una pala
Hizo comercio de ámbar con un gato de tres kilos
Y depositó en el mostrador la confitura
        de juncos
En otoño cuando gentes y vientos se lamentan?

No hay dicha Julio que no sea
         melancolía

Ahora es de noche en la calle Masenet
         los ogros están por todas partes
Tu reloj de Montevideo está colocado sobre la mesa
El sueño te ha cogido por los hombros:
Él mezcla la manzana de Francia a las cañas de azúcar
        de las hadas
Tú duermes como un gran libro de imágenes.

                                                                Georges Schehadé

Traducción de C. V.